―¡Me has encontrado, enemigo mío! —exclamó Acab cuando vio a Elías. ―Sí —respondió Elías—, he venido, porque no haces otra cosa que ofender al Señor, pues solo sabes hacer lo malo.
Gálatas 4:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¿Me considerarán ahora un enemigo porque les digo la verdad? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad? Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Acaso ahora me volví su enemigo porque les digo la verdad? Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Y me he vuelto un enemigo ahora porque les digo la verdad? La Biblia Textual 3a Edicion ¿He llegado a ser vuestro enemigo por deciros la verdad? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces, ¿es que me he convertido en enemigo vuestro por deciros la verdad? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, porque os digo la verdad? |
―¡Me has encontrado, enemigo mío! —exclamó Acab cuando vio a Elías. ―Sí —respondió Elías—, he venido, porque no haces otra cosa que ofender al Señor, pues solo sabes hacer lo malo.
Díganles que yo he ordenado que pongan a este individuo en la cárcel, y lo alimenten con pan y agua, sólo lo suficiente para que siga vivo hasta que yo regrese en paz.
Sí, aquí hay uno —dijo el rey Acab—, pero yo lo odio, porque jamás me profetiza algo bueno, sino todo lo malo. Su nombre es Micaías hijo de Imlá. ―¡Vamos! —respondió Josafat—. No digas tal cosa.
―¿Desde cuándo he pedido tu consejo? —lo interrumpió el rey—. ¡Cállate, si no quieres que te haga matar! El profeta se fue, pero antes le dijo lo siguiente: ―Sé que el Señor ha decidido destruirte, porque has adorado a esos ídolos y no has aceptado mi consejo.
¡Haz que los justos me hieran! ¡Eso será bondad! Si ellos me reprenden, eso es medicina. No permitas que yo la rechace. Pero yo estoy en constante oración contra los malvados y sus hechos.
No corrijas al burlón pues terminará odiándote; corrige al sabio, y te amará.
¡Cómo odian ustedes a los jueces honestos! ¡Cómo desprecian a la gente que dice la verdad!
A ustedes el mundo no los odia, pero a mí sí me odia, porque yo les muestro que sus obras son malas.
Ante ello, y comprendiendo que no estaban actuando rectamente, conforme a la integridad del evangelio, le dije a Pedro delante de los demás: «Tú, que eres judío, has estado portándote como si no lo fueras. ¿A qué viene ahora que, de pronto, te pongas a decirles a estos gentiles que deben vivir como si fueran judíos?
Pero no les hicimos caso ni un momento, pues queríamos que la verdad del evangelio permaneciera entre ustedes.
¿Dónde está aquella alegría que experimentaban? Me consta que con gusto se habrían sacado los ojos para dármelos, si esto hubiera sido posible.
Esos que tan ansiosos están de ganarse el favor de ustedes no tienen muy buenas intenciones. Lo que intentan es apartarlos de nosotros para que ustedes les presten más atención a ellos.