Después de haber expulsado al hombre y a la mujer, Dios puso al oriente del jardín de Edén a los querubines, y una espada encendida que giraba en todas las direcciones, para evitar que nadie pudiera llegar hasta el árbol de la vida.
Éxodo 25:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Harás también dos querubines de oro, trabajados a martillo, y los colocarás a los dos extremos de la cubierta del cofre. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego forma dos querubines de oro labrado a martillo y colócalos en los dos extremos de la tapa de la expiación. Biblia Católica (Latinoamericana) Asimismo, harás dos querubines de oro macizo, y los pondrás en las extremidades de la cubierta. La Biblia Textual 3a Edicion Y en los dos extremos del propiciatorio harás dos querubines de oro, labrados a cincel los harás. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pondrás en los dos extremos del propiciatorio dos querubines de oro, modelados a golpe de martillo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Harás también dos querubines de oro, labrados a martillo los harás, en los dos extremos del propiciatorio. |
Después de haber expulsado al hombre y a la mujer, Dios puso al oriente del jardín de Edén a los querubines, y una espada encendida que giraba en todas las direcciones, para evitar que nadie pudiera llegar hasta el árbol de la vida.
Finalmente, le pesó el oro refinado destinado a la construcción del altar del incienso y para hacer los querubines de oro con sus alas extendidas sobre el cofre del pacto del Señor.
Dentro del recinto más sagrado, el Lugar Santísimo, Salomón hizo colocar dos esculturas de querubines enchapadas en oro,
»También le harás al cofre una cubierta de oro puro de un metro y diez centímetros de largo, por setenta centímetros de ancho.
Tanto la tapa del cofre como los dos querubines serán hechos de una sola pieza.
Estos adornos, los brazos y el candelabro central, serán de una pieza de oro martillado.
Entonces el Señor habló al hombre vestido de lino y le dijo: «Ve entre las ruedas que giran debajo de los querubines y toma un puñado de brasas encendidas y espárcelas sobre la ciudad». Él lo hizo así, mientras yo observaba.
Estos eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel al lado del río Quebar. Yo sabía que eran los mismos,
Los querubines estaban parados al sur del templo cuando el hombre entró. Y una nube esplendorosa llenó el atrio interior.
Encima del cofre estaban los querubines de la gloria, que cubrían con su sombra la tapa del cofre. Pero ahora no es necesario hablar de eso con detalles.
Entonces mandaron a buscar el cofre del Señor de los cielos, quien está entronado por sobre los querubines. Y los hijos de Elí, Ofni y Finés la acompañaron hasta el campamento.