Al verla, el hombre exclamó: «¡Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará “mujer” porque fue sacada del hombre».
Efesios 5:29 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Nadie aborrece su propio cuerpo; antes bien, lo alimenta y lo cuida con esmero. Cristo hace lo mismo con ese cuerpo suyo del que formamos parte: la iglesia. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, Biblia Nueva Traducción Viviente Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia. Biblia Católica (Latinoamericana) Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia, La Biblia Textual 3a Edicion porque ninguno aborreció jamás su propio cuerpo, al contrario, lo sustenta y cuida,° como también el Mesías a la iglesia, Biblia Serafín de Ausejo 1975 pues nadie jamás odió a su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, como también Cristo a la Iglesia, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y la cuida, como también el Señor a la iglesia; |
Al verla, el hombre exclamó: «¡Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará “mujer” porque fue sacada del hombre».
El que es bondadoso se beneficia a sí mismo, pero el que es cruel se destruye.
El necio rehúsa trabajar y casi muere de hambre, pero cree que mejor es ser perezoso y vivir a medias que trabajar mucho, si al fin de cuentas todo es tan vano.
Como pastor apacentará su rebaño, llevará en brazos los corderillos y suavemente guiará las ovejas con cría.
Entonces sus árboles frutales y sus campos de cultivo producirán cosechas abundantes, y todos vivirán en seguridad. ¡Cuando yo haya roto sus cadenas de esclavitud y les haya liberado de aquellos que se aprovecharon de ellos, sabrán que yo soy el Señor!
»¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los enviados de Dios! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, pero no quisiste!
Fíjense en los pájaros, que no siembran ni cosechan ni andan guardando comida, y el Padre celestial los alimenta. ¡Para él ustedes valen más que cualquier ave!
Fingen que no entienden y quebrantan sus promesas. No tienen afecto por nadie ni sienten compasión por los demás.
Así deben amar los esposos a sus esposas: como aman a su propio cuerpo. ¡El hombre que ama a su esposa se ama a sí mismo!
«Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán como una sola persona».