yo te daré lo que has pedido. Te daré una sabiduría como la que nadie ha tenido antes ni tendrá después.
Eclesiastés 2:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Entonces, me dije: «yo también moriré igual que el necio». Entonces, ¿de qué vale toda mi sabiduría? Así reconocí que aun la sabiduría es vana. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. Biblia Nueva Traducción Viviente los dos mueren. Así que me dije: «Ya que voy a terminar igual que el necio, ¿de qué vale toda mi sabiduría? ¡Nada de eso tiene sentido!». Biblia Católica (Latinoamericana) Me dije: 'Si la suerte del insensato es también la mía, ¿qué he ganado con mi sabiduría?' Y también en esto he visto que uno se afana por nada. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces me dije en mi corazón: Como la suerte del necio, así me acontecerá a mí. ¿Para qué, entonces, he sido más sabio? Y me dije en mi corazón que también esto es vanidad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y me dije: 'Si me aguarda la misma suerte del necio, ¿de qué sirve ser sabio?'. Y he concluido que también eso es vanidad. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio me sucederá también a mí: ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón que también esto es vanidad. |
yo te daré lo que has pedido. Te daré una sabiduría como la que nadie ha tenido antes ni tendrá después.
Yo me dije: «Fíjate, soy más instruido que cualquiera de los reyes que me precedieron en Jerusalén. Tengo más sabiduría y conocimientos». Así es que me esforcé por ser sabio en vez de necio, pero hoy reconozco que aun eso fue perseguir el viento. Pues cuanto mayor era mi sabiduría, tanto más grande era mi pena; aumentar el conocimiento es sólo aumentar el dolor.
Pues nadie se acuerda del sabio ni del necio, y con el paso del tiempo todo cae en el olvido y tanto el sabio como el necio mueren.
Entre más palabras, menos claridad; entonces; ¿para qué molestarse en hablar?