Las ciudades más importantes de su reino fueron Babel, Érec, Acad y Calné. Todas estas ciudades estaban en la región de Sinar.
Daniel 4:30 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 e iba diciendo: «¡Miren qué gran ciudad es Babilonia! Yo, con mi propio poder, he construido esta hermosa ciudad como mi residencia real y como capital de mi imperio». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 habló el rey y dijo: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Biblia Nueva Traducción Viviente y mientras contemplaba la ciudad, dijo: “¡Miren esta grandiosa ciudad de Babilonia! Edifiqué esta hermosa ciudad con mi gran poder para que fuera mi residencia real a fin de desplegar mi esplendor majestuoso”. Biblia Católica (Latinoamericana) Esas palabras se cumplieron inmediatamente. Nabucodonosor fue expulsado de entre los hombres; comía pasto como el buey y el rocío del cielo mojaba su cuerpo; sus cabellos crecieron como las plumas del águila y sus uñas como las de los pájaros. La Biblia Textual 3a Edicion el rey habló diciendo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para morada real con la grandeza de mi poder, para gloria de mi majestad? Biblia Serafín de Ausejo 1975 En aquel mismo instante se cumplió en Nabucodonosor la sentencia. Fue expulsado de entre los hombres, comió hierba como los bueyes y su cuerpo se empapó del rocío del cielo; le crecieron los cabellos como las plumas de las águilas y las uñas como las de los pájaros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) habló el rey, y dijo: ¿No es esta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi grandeza? |
Las ciudades más importantes de su reino fueron Babel, Érec, Acad y Calné. Todas estas ciudades estaban en la región de Sinar.
La fiesta duró seis meses, con un despliegue enorme de las riquezas y las glorias del imperio.
¡Alaba, alma mía, al Señor! Dios mío, qué grande eres tú. Estas revestido de honor y majestad.
Porque el ser humano, con toda su pompa, tiene que morir como cualquier animal.
Se burlan y hablan sólo de maldad; en su orgullo buscan acabar con los demás.
El orgullo te lleva hacia la deshonra; la humildad, hacia la sabiduría.
Y así Babilonia, el más glorioso de los reinos, flor y nata de la cultura caldea, será completamente arrasada como lo fueron Sodoma y Gomorra cuando Dios les envió fuego del cielo;
Comunícales que el Señor Dios dice: “¡Yo soy tu enemigo, faraón, rey de Egipto, quien te crees poderoso dragón echado en medio de tus ríos! Pues tú has dicho: ‘¡El Nilo es mío, yo lo he hecho para mí mismo!’.
Mientras aún estaban estas palabras en su boca, una voz le habló desde el cielo: «Oh, rey Nabucodonosor, este mensaje es para ti: Tú no eres más el soberano de este reino.
Pasan como el huracán que todo lo destruye; pero su gran error es creer que de su dios les viene el inmenso poder que tienen».
Todo el que se engrandece a sí mismo será humillado; y al que se humilla Dios lo ensalzará.
el que invitó a los dos te dirá: “Dale tu asiento a este otro invitado”. Entonces, avergonzado, tendrás que sentarte en el último lugar.
En conclusión: uno debe de glorificar a Dios en todo lo que hace; hasta en lo que come y bebe.
También a los jóvenes les digo: obedezcan a los ancianos. Trátense unos a otros con humildad, porque «Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los humildes».
Y otro ángel que lo seguía gritaba: «¡Cayó Babilonia! ¡Cayó la gran ciudad que sedujo a las naciones a participar del vino de su adulterio!».
La gran ciudad de Babilonia quedó dividida en tres partes, y las ciudades de todo el mundo se desplomaron. ¡Los pecados de la gran Babilonia se agolparon en la memoria de Dios y la ciudad tuvo que sorber como castigo el vino del ardor de su ira!
En la frente llevaba escrito su misterioso nombre: BABILONIA LA GRANDE, MADRE DE LAS PROSTITUTAS Y MADRE DE LAS MÁS ODIOSAS IDOLATRÍAS DEL MUNDO.
Desde la distancia, la contemplarán temblorosos de miedo al ver semejante castigo, y gritarán: «¡Pobre, pobre Babilonia, la gran ciudad poderosa! ¡En un instante te llegó el juicio!».
Entonces un ángel poderoso tomó una peña con forma de piedra de molino y la arrojó en el mar diciendo: «Babilonia, la gran ciudad, será arrojada como yo arrojé esta piedra, y desaparecerá para siempre.