Cantares 8:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Soy alta, esbelta, y de pechos bien desarrollados, y he hallado gracia a los ojos de mi amado. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Yo soy muro, y mis pechos como torres, Desde que fui en sus ojos como la que halla paz. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo era virgen como un muro, ahora mis pechos son como torres. Cuando mi amante me mira se deleita con lo que ve. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo soy una muralla,
mis pechos son como torres.
Soy a sus ojos como quien ha hallado la paz. La Biblia Textual 3a Edicion Ella Yo soy muro, Y mis pechos son torreones, Y ahora soy ante sus ojos° Como la mensajera de paz. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo soy una muralla, y mis pechos como torres. Y así fui yo a sus ojos, como quien halla la paz. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo soy muro, y mis pechos como torres, desde que fui en sus ojos como la que halla paz. |
Entonces contarás con la buena opinión de la gente y el favor de Dios.
Tu cuello es como la torre de David, engalanada con los escudos de mil héroes.
Salomón tenía una viña en Baal Jamón y la dio en renta a unos labradores, cada uno de los cuales debía pagar mil piezas de plata.
Extranjeros vendrán y reconstruirán las murallas de Jerusalén, y sus gobernantes y reyes se pondrán al servicio de ustedes, habitantes de Jerusalén. Pues aunque yo destruí a Jerusalén en mi arranque de ira, por mi amor sin límite me apiadaré de ella.
¡Florece como una planta en el campo! ¡Y así fue! Creciste y te hiciste grande, delgada y flexible, ¡una chica realmente hermosa! Y cuando llegaste a la pubertad tus pechos estaban bien formados y tu vello púbico había crecido; pero estabas desnuda.
El ángel le dijo: ―No tengas miedo, María, porque Dios te ha concedido su favor.
Esto fue para que le demos la gloria a Dios por la extraordinaria gracia que nos mostró por medio de su amado Hijo.
Además, derramó en nosotros la inmensidad de su gracia al impartirnos sabiduría y entendimiento.
Pero precisamente por eso, Dios tuvo misericordia de mí, para que Cristo pudiera usarme como ejemplo de lo paciente que es aun con el más vil de los pecadores, y para que los demás se den cuenta y, creyendo en él, también reciban la vida eterna.