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Cantares 2:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Mi amado me dijo: «Levántate, amor mío, hermosa mía, y vámonos,

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Biblia Reina Valera 1960

Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Mi amante me dijo: «¡Levántate, amada mía! ¡Ven conmigo, mi bella mujer!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Mi amado empieza a hablar y me dice:

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La Biblia Textual 3a Edicion

Mi amado habló, y me dijo: Él ¡Oh amada mía, hermosa mía, levántate y sal conmigo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Mi amado me llama y me dice: ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven.

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Cantares 2:10
18 Tagairtí Cros  

La Roca de Israel me dijo: “El que reine con justicia, el que gobierne en el temor de Dios,


Estoy atento a cuanto el Señor está diciendo, porque da palabras de paz a su pueblo, a sus fieles. No los dejes regresar a sus caminos de necedad.


¡Qué bella eres, amor mío! ¡Qué bella eres! Tus ojos son suaves como paloma.


¡Eres tan bella como las yeguas de faraón, amor mío!


porque ha pasado el invierno y han cesado las lluvias;


Ya surgen las hojas y las viñas florecen. ¡Qué delicioso aroma! Levántate amor mío, hermosa mía y vámonos».


¡Ya oigo a mi amado! Viene, saltando por los montes, brincando por las colinas.


Cierta noche, mientras dormía, se me despertó en sueños el corazón. Oí la voz de mi amado; ¡llamaba a la puerta de mi recámara! «Ábreme, amada mía; amor mío, mi linda paloma», decía, «pues mi cabeza está empapada de rocío; la humedad de la noche corre por mi cabello».


Porque hace mucho tiempo dije a Israel: ¡Yo te he amado, oh pueblo mío, con amor sin fin, con amorosa bondad te he atraído a mí!


Al salir del lugar, Jesús vio a Mateo, un cobrador de impuestos que estaba sentado junto a la mesa donde se pagaban los tributos. «Sígueme», le dijo Jesús. Mateo se levantó y se fue con él.


Siento celo por ustedes, celo que Dios ha puesto en mí; anhelo que amen sólo a Cristo, como doncella pura que reserva su cariño para el hombre que la tomará por esposa.


El Espíritu y la Esposa dicen: «Ven». Y el que oye también diga: «Ven». Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, beba gratuitamente del agua de la vida.