La primera era como un león, ¡pero tenía alas de águila! Y mientras yo observaba, sus alas le fueron arrancadas, lo levantaron del suelo y lo pararon sobre sus patas traseras, como un hombre; y le fue dada la mente de un hombre.
Apocalipsis 9:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Aquellas langostas parecían caballos preparados para la guerra. En la cabeza llevaban algo así como una corona de oro y tenían el rostro muy semejante al rostro humano. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; Biblia Nueva Traducción Viviente Las langostas parecían caballos preparados para la batalla. Llevaban lo que parecían coronas de oro sobre la cabeza, y las caras parecían humanas. Biblia Católica (Latinoamericana) Estas langostas se parecen a caballos aparejados para la guerra. Pareciera que tienen en la cabeza coronas de oro y rostros como de seres humanos;' La Biblia Textual 3a Edicion El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la batalla,° y sobre sus cabezas había como coronas, al parecer de oro, y sus caras eran como rostros de hombres. Biblia Serafín de Ausejo 1975 La apariencia de las langostas era como de caballos equipados para la guerra; tenían sobre sus cabezas coronas que parecían de oro y sus rostros eran rostros humanos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el parecer de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro; y sus caras eran como caras de hombres; |
La primera era como un león, ¡pero tenía alas de águila! Y mientras yo observaba, sus alas le fueron arrancadas, lo levantaron del suelo y lo pararon sobre sus patas traseras, como un hombre; y le fue dada la mente de un hombre.
Mientras estaba mirando los cuernos, de repente otro cuerno pequeño apareció entre los demás, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados, con sus raíces, para darle lugar al pequeño. Este cuerno pequeño tenía ojos de hombre y una boca que hablaba con arrogancia.
Tus príncipes son como langostas y tus generales como enjambre de insectos, que en el tiempo de frío se asientan sobre los muros, pero todos ellos huirán y desaparecerán, como la langosta cuando el sol sale y calienta la tierra.
Obedecí. Y apareció un caballo blanco. El jinete, que tenía un arco, recibió una corona y salió triunfante a obtener más victorias.
Del humo brotaron langostas que descendieron sobre la tierra con poder para aguijonear como alacranes.