Asimismo hizo una fuente de bronce, de forma circular, que medía dos metros con veinticinco centímetros de alto; de un borde al otro había cuatro metros y medio, y su circunferencia era de trece metros y medio.
Apocalipsis 4:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 y había un mar como de cristal reluciente. En medio y alrededor del trono había cuatro seres vivientes, llenos de ojos por detrás y por delante. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. Biblia Nueva Traducción Viviente Delante del trono también había un mar de vidrio brillante, reluciente como el cristal. En el centro y alrededor del trono había cuatro seres vivientes, cada uno cubierto de ojos por delante y por detrás. Biblia Católica (Latinoamericana) Una pileta transparente como cristal se extiende delante del trono.
Cuatro Seres Vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás, ocupan el espacio entre el trono y lo que hay a su alrededor. La Biblia Textual 3a Edicion Delante del trono hay como un mar de vidrio, semejante al cristal;° y en medio del trono, alrededor del trono, cuatro seres vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Delante del trono hay como un mar transparente, semejante a cristal. Y en medio del trono y alrededor del trono, cuatro seres vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y delante del trono había un mar de vidrio semejante al cristal; y en medio del trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. |
Asimismo hizo una fuente de bronce, de forma circular, que medía dos metros con veinticinco centímetros de alto; de un borde al otro había cuatro metros y medio, y su circunferencia era de trece metros y medio.
Ni el oro ni el cristal pueden compararse con la sabiduría, ni se cambia por áureas joyas.
Con el bronce de los espejos donados por las mujeres que se reunían a la entrada del santuario, hizo el lavamanos y su base.
Cada uno de los cuatro querubines tenía caras diferentes: la primera era la de un buey; la segunda, la de un hombre; la tercera, la de un león; y la cuarta, la de un águila.
Y cantaban un cántico nuevo frente al trono de Dios y delante de los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos. Los únicos que podían cantar aquel canto eran aquellos ciento cuarenta y cuatro mil redimidos de entre los de la tierra.
Vi también algo semejante a un océano de fuego y vidrio, sobre el que estaban de pie los que habían salido victoriosos de su lucha con la bestia, su estatua y el número que representa su nombre. En las manos traían las arpas de Dios,
Uno de los cuatro seres vivientes entregó a cada uno de los siete ángeles una copa de oro llena del furor del Dios que vive por los siglos de los siglos.
Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado sobre el trono, y decían: «¡Amén! ¡Aleluya!».
Brillaba con la gloria de Dios, resplandecía como piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.
La ciudad misma era de oro puro, transparente como el vidrio. La muralla era de jaspe.
Cada una de las doce puertas era una perla, y la calle principal de la ciudad era de oro puro, transparente como un cristal.
Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero
y veinticuatro tronos ocupados por veinticuatro ancianos vestidos de blanco y con coronas de oro.
Escuché entonces el canto de millones y millones de ángeles que rodeaban el trono, de los seres vivientes y de los ancianos.
Mientras tanto, los cuatro seres vivientes decían: «¡Amén!». Y los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron.
Entonces miré. En medio del trono, de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, estaba un Cordero de pie en el que eran visibles las heridas que le causaron la muerte. Tenía siete cuernos y siete ojos, que representaban los siete espíritus de Dios enviados a todas partes del mundo.
Al hacerlo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él con arpas y copas de oro llenas de incienso —que son las oraciones del pueblo santo—,
Y vi cuando el Cordero rompió el primer sello. Entonces uno de los cuatro seres vivientes, con voz de trueno, dijo: «¡Ven y ve!».
Y una voz que brotó de entre los cuatro seres vivientes, dijo: «Vendo por el salario de un día un kilo de trigo o tres kilos de cebada, pero no le hagan daño al aceite ni al vino».
Y los ángeles que, de pie, rodeaban el trono y los ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron delante del trono y adoraron a Dios,
El Cordero que está en el trono los alimentará y, como pastor, los conducirá a las fuentes del agua de la vida. Y Dios les enjugará las lágrimas.