Un río de gozo fluye a través de la ciudad de nuestro Dios, de la santa morada del Dios Altísimo.
Apocalipsis 22:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Luego el ángel me mostró un río de agua de vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego el ángel me mostró un río con el agua de la vida, era transparente como el cristal y fluía del trono de Dios y del Cordero. Biblia Católica (Latinoamericana) Después el ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. La Biblia Textual 3a Edicion Y me mostró un río° de agua de vida,° resplandeciente como el cristal, que fluye del trono de Dios y del Cordero. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Me mostró luego un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que sale del trono de Dios y del Cordero. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y me mostró un río puro de agua de vida, claro como el cristal, que provenía del trono de Dios y del Cordero. |
Un río de gozo fluye a través de la ciudad de nuestro Dios, de la santa morada del Dios Altísimo.
Abriré para ellos ríos en las altas mesetas. Les daré fuentes de aguas en los valles. En los desiertos habrá estanques de agua, y ríos alimentados por manantiales correrán por la tierra seca y sedienta.
¡Ay, ojalá que hubieran atendido mis leyes! Entonces habrían disfrutado de paz que fluiría como manso río, y de grandes oleadas de justicia.
Como río inundará la prosperidad a Jerusalén, dice el Señor, pues yo le enviaré las riquezas de los gentiles. Sus hijos serán amamantados por sus pechos, llevados en sus caderas y mecidos en su regazo.
¡Oh Señor, esperanza de Israel, todos cuantos de ti se apartan serán deshonrados y avergonzados! Su futuro es muy mediocre, sólo cosas terrenales, porque han abandonado al Señor, quien es como una fuente de aguas dadoras de vida.
Porque dos males ha cometido mi pueblo: me abandonaron a mí que soy fuente de agua viva, y han cavado para sí cisternas que no pueden ni siquiera retener agua.
»En aquel día, las aguas que todo lo llenan de vida y verdor fluirán desde Jerusalén, la mitad hacia el Mar Muerto y la otra mitad hacia el Mediterráneo, corriendo continuamente en invierno y en verano, sin agotarse.
Si a Dios lo glorifican cuando glorifican al Hijo, también Dios hará que glorifiquen al Hijo. Y Dios hará esto muy pronto.
»Yo les enviaré de parte del Padre al Consolador, el Espíritu de verdad que viene del Padre, él les hablará acerca de mí.
pero el que beba del agua que yo le dé, no volverá a tener sed jamás, porque dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.
Él está ahora sentado a la diestra de Dios. Y tal como lo prometió, después de recibir del Padre al Espíritu Santo, lo ha enviado a nosotros. Esto es lo que ustedes han visto y escuchado.
Esta es la revelación que Dios le dio a Jesucristo para que él le muestre a sus servidores los acontecimientos que ocurrirán pronto. Jesucristo se los reveló por medio de un ángel a su siervo Juan.
Brillaba con la gloria de Dios, resplandecía como piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.
»¡Hecho está! ¡Yo soy la A y la Z, el principio y el fin! ¡Al sediento le daré a beber gratuitamente del manantial del agua de la vida!
Entonces uno de los siete ángeles que habían derramado las copas que contenían las siete últimas plagas, vino y me dijo: «Ven y te presentaré a la novia, la esposa del Cordero».
El Espíritu y la Esposa dicen: «Ven». Y el que oye también diga: «Ven». Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, beba gratuitamente del agua de la vida.
Entonces el ángel me dijo: «Estas palabras son ciertas y dignas de confianza. Dios, el que inspira a los profetas, ha enviado a su ángel a mostrar a sus siervos lo que está por suceder».
Al que salga vencedor, le daré el derecho de que se siente junto a mí en el trono, de la misma manera que al vencer yo me senté con mi Padre en su trono.
Y todas las criaturas del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, exclamaron: «¡Que la alabanza, la honra, la gloria y el poder sean por siempre para el que está sentado en el trono y para el Cordero!».
Entonces miré. En medio del trono, de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, estaba un Cordero de pie en el que eran visibles las heridas que le causaron la muerte. Tenía siete cuernos y siete ojos, que representaban los siete espíritus de Dios enviados a todas partes del mundo.
El Cordero que está en el trono los alimentará y, como pastor, los conducirá a las fuentes del agua de la vida. Y Dios les enjugará las lágrimas.