Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que del suelo salía humo, como el humo que sale de un horno.
Apocalipsis 19:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Y añadieron: «¡Aleluya! ¡Las ruinas de ella humearán eternamente!». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Biblia Nueva Traducción Viviente Y otra vez, sus voces resonaron: «¡Alabado sea el Señor! ¡El humo de esa ciudad subirá por siempre jamás!». Biblia Católica (Latinoamericana) Y volvieron a clamar: ¡Aleluya! De ella sube humo por los siglos de los siglos. La Biblia Textual 3a Edicion Y por segunda vez han dicho: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por segunda vez dijeron: '¡Aleluya!'. Su humareda sube por los siglos de los siglos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y su humo subió para siempre jamás. |
Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que del suelo salía humo, como el humo que sale de un horno.
Desaparezcan de la tierra todos los pecadores; que los malvados desaparezcan para siempre. ¡Alaba, alma mía, al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Este castigo de Edom no terminará nunca, su humo se elevará eternamente. La tierra quedará desierta generación tras generación; nadie volverá a vivir allí.
Lo mismo les pasó a Sodoma, a Gomorra y a las ciudades vecinas. Por haberse entregado a toda clase de relaciones sexuales que Dios no aprueba, entre ellas las que van contra la naturaleza humana, fueron destruidas con el fuego eterno. Ahora son una advertencia para todos.
El humo de su tormento se elevará eternamente, y el que adore a la bestia y a su estatua o se deje marcar con su nombre no tendrá alivio ni de día ni de noche».
y al contemplar el humo del incendio, dirán: «¿Dónde vamos a encontrar otra ciudad como esta?».
Los gobernantes del mundo que tomaron parte en sus inmoralidades y se deleitaron con sus lujos, llorarán y lamentarán ante sus restos humeantes.
Después de esto escuché que una multitud inmensa gritaba a viva voz en el cielo: «¡Aleluya! ¡La gloria, el poder y la salvación proceden de nuestro Dios!,
Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado sobre el trono, y decían: «¡Amén! ¡Aleluya!».