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Apocalipsis 1:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Bendito el que lee esta profecía y benditos los que la oyen y le hacen caso, porque la hora de su cumplimiento se aproxima.

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Biblia Reina Valera 1960

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Dios bendice al que lee a la iglesia las palabras de esta profecía y bendice a todos los que escuchan el mensaje y obedecen lo que dice, porque el tiempo está cerca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Feliz el que lea en público estas palabras proféticas y felices quienes las escuchan y hacen caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Bienaventurado° el que lee y los que oyen las palabras de la profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dichoso el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y observan lo escrito en ella, pues el tiempo está cerca.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

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Apocalipsis 1:3
15 Tagairtí Cros  

¡Dichoso el hombre que me escucha, que me espera día tras día atentamente a las puertas de mi casa!


y entregó el rollo a Seraías, diciéndole: ―Cuando llegues a Babilonia, lee lo que tengo escrito, y di: “Señor, tú has dicho que destruirás a Babilonia hasta no dejar en ella ser viviente, y que será abandonada para siempre”.


»Por lo tanto, cuando vean que aparece en el Lugar Santo la desoladora impureza de que habla el profeta Daniel (¡preste atención el lector!),


Jesús contestó: ―¡Dichosos, más bien, los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!


Tenemos que vivir así, sabiendo que el tiempo vuela. ¡Despertemos! Nuestra salvación está más cerca ahora que cuando creímos por primera vez.


La noche ya está terminando y el nuevo día despuntará pronto. Por eso, dejemos de actuar en las tinieblas y vistámonos la armadura de la luz.


Ya se acerca el fin de todas las cosas. Por tanto, sean serios y responsables en la oración.


No olviden ustedes, amados hermanos, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.


Y luego añadió: «No escondas las palabras del mensaje profético de este libro, porque la hora de su cumplimiento se acerca.


«¡Miren, vengo pronto! Traigo conmigo la recompensa que he de dar a cada uno según sus obras.


El que da testimonio de estas cosas declara: «Sí, vengo pronto». ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!


Vengo pronto. Retén firmemente lo que tienes, para que nadie te quite tu corona.