Él mira la tierra y la hace temblar; las montañas se incendian cuando él las toca.
Amós 9:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Dios, el Señor Todopoderoso, toca la tierra y esta se derrite ante lo intenso de su cólera; la hace subir y bajar como si fuera el río Nilo, como ocurre en un terremoto. Por eso, lloran todos los habitantes de la tierra. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El Señor, Jehová de los ejércitos, es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en ella moran; y crecerá toda como un río, y mermará luego como el río de Egipto. Biblia Nueva Traducción Viviente El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, toca la tierra y esta se derrite, y todos sus habitantes lloran. La tierra sube como el río Nilo en tiempo de inundaciones, y luego vuelve a hundirse. Biblia Católica (Latinoamericana) Yavé Sabaot es el Señor, si él toca la tierra, ésta se estremece, y se desmayan todos sus habitantes; se levanta entera, como el Nilo y, vuelve a encogerse como el río de Egipto. La Biblia Textual 3a Edicion Porque Adonay YHVH Sebaot, es Aquel que toca la tierra, y ésta se derrite, Y todos los que la habitan lloran a los muertos, Y toda ella se levanta como el Nilo, Y como el río de Egipto, se hunde nuevamente. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Es el Señor, Yahveh Sebaot, quien toca la tierra, y ella vacila y todos sus habitantes lloran; crece toda ella como el Nilo y mengua como el Nilo de Egipto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El Señor Jehová de los ejércitos es el que toca esta tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en ella moran; y subirá toda como un río, y menguará luego como el río de Egipto. |
Él mira la tierra y la hace temblar; las montañas se incendian cuando él las toca.
Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán.
Las naciones se alborotan y tambalean los reinos, pero cuando Dios habla, la tierra se funde.
Las montañas se funden como cera delante del Señor, dueño de toda la tierra.
El pueblo de Israel continuó su oración: ¡Oh, que surgieras de los cielos y descendieras a la tierra! ¡Cómo se estremecerían los montes en tu presencia!
¿Hasta cuando tendrá esta tierra tuya que soportar la conducta de ellos? ¡Aun la hierba del campo tiene que pagar las consecuencias por las perversidades que ellos cometen! Las bestias y aves silvestres han huido, dejando desierta la tierra. Sin embargo, el pueblo dice: «Dios no nos llevará a juicio. Estamos completamente a salvo».
Por eso la gente está de luto, todos están tristes y deprimidos. ¡Hasta los animales del campo, las aves del cielo y los peces están padeciendo los efectos de su maldad!
¡Hasta la tierra se estremecerá de horror al ver las consecuencias de mi castigo, y sus habitantes llorarán de dolor! La tierra subirá como lo hace el río Nilo en el tiempo de la inundación, se agitará y bajará de nuevo.
Ante su presencia tiemblan los montes y se derriten las colinas; la tierra tiembla y los pueblos son destruidos.
¿Quién puede permanecer en pie ante la cólera de Dios? Su enojo es como el ardor del fuego, que es capaz de arrasar con todo lo que se ponga a su paso; hasta las montañas tiemblan cuando Dios da rienda suelta a su enojo.
Los montes te vieron y temblaron. Se desata un aguacero torrencial y una tormenta que agita el mar y eleva sus olas llenas de espuma.
Cuando llegaron las lluvias, las inundaciones y los fuertes vientos, la casa se derrumbó y su ruina fue irreparable».
Y vi un gran trono blanco sobre el que alguien estaba sentado. Al verlo, la tierra y el cielo salieron huyendo, sin dejar rastro alguno.