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Amós 3:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Cuando el león ruge, todos se asustan; así también cuando el Señor comunica un mensaje, los profetas tienen que comunicarlo.

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Biblia Reina Valera 1960

Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El león ha rugido, así que, ¿quién no tiene miedo? El Señor Soberano ha hablado, así que, ¿quién puede negarse a proclamar su mensaje?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Así, como nadie queda impertérrito al oír el rugido del león, así tampoco se negará nadie a profetizar cuando escucha lo que le habla el Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si Adonay YHVH habla, ¿Quién no profetizará?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ruge el león: ¿quién no temblará? Habla Yahveh: ¿quién no profetizará?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Rugiendo el león, ¿quién no temerá? Hablando el Señor Jehová, ¿quién no profetizará?

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Amós 3:8
17 Tagairtí Cros  

¡Oh pueblo mío, trillado y aventado, les he dicho cuanto el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, ha dicho!


Pero el Señor me ha dicho esto: Cuando un león, aunque sea cachorro, mata una oveja, no se cuida de los gritos y ruidos del pastor, devora sin detenerse. De igual manera vendrá el Señor y combatirá sobre el monte Sion. ¡No habrá quien lo amedrente! El Señor Todopoderoso se cernirá sobre Jerusalén como ave que revolotea en torno a su nido. Descenderá a la ciudad y la librará.


¡Y no puedo renunciar! Porque si digo que nunca más volveré a mencionar al Señor, que nunca más hablaré en su representación, empiezo a sentir tu palabra como si fuera lumbre que me quema por dentro y no lo puedo resistir más.


Jeremías habló en defensa propia: ―Ha sido el Señor quien me ha enviado para anunciar la destrucción de este templo y esta ciudad. Él me dio cada una de las palabras que he pronunciado.


»En ese tiempo también haré que resurja el antiguo poderío de Israel, y entonces por fin sus palabras serán respetadas, y Egipto sabrá que yo soy el Señor».


Este es su mensaje: «Desde Sion el Señor rugirá como un león, desde Jerusalén lanzará un poderoso grito. Será tan terrible su grito que los pastos de los campos se secarán y se resecará la cumbre del monte Carmelo».


»Pero ustedes hicieron errar incluso a estos jóvenes consagrados a mi servicio al incitarlos a beber vino, lo que tenían prohibido, y silenciaron a mis profetas ordenándoles que no comunicaran mis mensajes.


¿Acaso ruge el león en la selva si no ha cazado un animal? ¿Acaso gruñe el cachorro de león en su cueva, si no tiene una presa para comer?


No podemos dejar de hablar de las maravillas que vimos y que escuchamos.


―Vayan al templo y prediquen acerca de la Vida —les ordenó el ángel.


―Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres —respondieron Pedro y los apóstoles—.


No me enorgullezco de predicar las buenas noticias, porque tengo esa encomienda como una obligación y ¡ay de mí si no anuncio el evangelio!


Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores. Allí está el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, que con su victoria ha demostrado ser digno de romper los siete sellos del pergamino y desenrollarlo».