Pero el Señor le dijo: ―¿Qué hiciste? Desde la tierra, la sangre de tu hermano me pide justicia.
2 Samuel 3:28 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando David oyó lo ocurrido, declaró: «Juro delante del Señor que yo y mi pueblo somos inocentes del crimen cometido contra Abner. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Cuando David supo después esto, dijo: Inocente soy yo y mi reino, delante de Jehová, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando David se enteró, declaró: «Juro por el Señor que yo y mi reino somos inocentes para siempre de este crimen cometido contra Abner, hijo de Ner. Biblia Católica (Latinoamericana) David sólo supo después lo sucedido. Exclamó: 'Yo y mi reino seremos para siempre inocentes ante Yavé de la sangre de Abner, hijo de Ner. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando después David lo supo, dijo: ¡Yo y mi reino somos inocentes ante YHVH por siempre de la copiosa sangre de Abner ben Ner! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando luego lo supo David, exclamó: 'Yo y mi reino somos inocentes ante Yahveh, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Cuando David supo después esto, dijo: Inocente soy yo y mi reino, delante Jehová, para siempre, de la sangre de Abner, hijo de Ner. |
Pero el Señor le dijo: ―¿Qué hiciste? Desde la tierra, la sangre de tu hermano me pide justicia.
El que mate a una persona, otra persona lo matará a él; porque los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios.
―Tú mismo te declaraste culpable al confesar que diste muerte al ungido del Señor.
Cuando Abner regresó a Hebrón, Joab lo llevó a la entrada de la ciudad, como si quisiera conversar con él secretamente. Una vez allí, Joab sacó su cuchillo y se lo clavó en el vientre. De esta manera Joab vengó la muerte de su hermano Asael.
Joab y su familia son los culpables. ¡Que no falte nunca entre ellos quien padezca de flujo, o de lepra, o de cojera, o que muera violentamente o padezca hambre!».
Mediante el cumplimiento de estas normas la tierra no se contaminará, porque el asesinato contamina la tierra, y no se puede hacer reparación por la muerte de una persona sino por la ejecución del asesino.
Cuando Pilato se dio cuenta de que no estaba logrando nada y que estaba a punto de formarse un disturbio, pidió que le trajeran una palangana de agua y se lavó las manos en presencia de la multitud. Y dijo: ―Soy inocente de la sangre de este hombre. ¡Allá ustedes!