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2 Samuel 22:40 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Porque tú me has dado fuerzas para la batalla, y has hecho que someta a todos los que se levantaron contra mí.

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Taispeáin Interlinear Bible

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Biblia Reina Valera 1960

Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; Has humillado a mis enemigos debajo de mí,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Me has armado de fuerza para la batalla; has sometido a mis enemigos debajo de mis pies.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Me llenas de fuerza para el combate, doblegas mis enemigos bajo mis pies.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pues Tú me ceñiste de fuerza para la batalla, E hiciste que mis enemigos se doblegaran debajo de mí,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Tú me ciñes de fuerza en el combate, doblegas bajo mi mano al adversario;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pues tú me ceñiste de fuerzas para la batalla, y subyugaste debajo de mí a los que contra mí se levantaron.

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2 Samuel 22:40
11 Tagairtí Cros  

Vuélvanse ahora esas maldiciones contra él y que sean parte de él como la ropa; que lo aprieten como su cinturón.


Él es mi amoroso aliado y mi fortaleza, mi torre de seguridad y mi libertador, mi escudo y mi refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies.


Él me llena de fortaleza y me protege por dondequiera que voy.


Porque tú me has armado con fuerte armadura para la batalla. Mis enemigos tiemblan ante mí y caen derrotados a mis pies.


Porque sólo por tu poder y mediante tu nombre pisoteamos a nuestros enemigos y los hacemos retroceder.


Yo soy el Señor, y no hay otro Dios. Ya te fortaleceré y te enviaré a la victoria aunque no me conozcas,


Los hijos de quienes los oprimieron a ustedes, habitantes de Jerusalén, vendrán a humillarse y hasta les besarán los pies. Llamarán a Jerusalén «Ciudad del Señor» y «Glorioso monte del Santo de Israel».


Además, estarán llenos del grande y glorioso poder divino para perseverar a pesar de las circunstancias adversas;


y dedicaron al Cordero este nuevo canto: «Eres digno de recibir el pergamino y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu sangre compraste para Dios un pueblo de entre todos los linajes, pueblos, lenguas y naciones.


Fueron a Queilá y destrozaron a los filisteos, y les quitaron el ganado. El pueblo de Queilá fue salvado.