―¡Deja de perseguirme! —le dijo Abner—. Es mejor que busques a otro a quien le puedas arrebatar sus armas. Pero Asael continuó persiguiéndolo.
2 Samuel 2:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ―¡Retírate! —le volvió a gritar Abner—. Si no dejas de perseguirme tendré que matarte, ¿y con qué le voy a salir después a tu hermano Joab? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y Abner volvió a decir a Asael: Apártate de en pos de mí; ¿por qué he de herirte hasta derribarte? ¿Cómo levantaría yo entonces mi rostro delante de Joab tu hermano? Biblia Nueva Traducción Viviente Abner le volvió a gritar: —¡Vete de aquí! No quiero matarte. ¿Cómo podría dar la cara a tu hermano Joab? Biblia Católica (Latinoamericana) Abner le repitió a Azael: 'Apártate de mí, si no te dejaré tirado en el suelo; pero, ¿cómo podría después hablar a tu hermano?' La Biblia Textual 3a Edicion Y Abner volvió a decir a Asael: ¡Deja de perseguirme! ¿Por qué he de herirte derribándote a tierra? ¿Cómo alzaré mi rostro ante Joab tu hermano? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Volvió a decir Abner a Asael: 'Apártate de mí. ¿Por qué me obligas a derribarte en tierra? ¿Cómo podría yo presentarme luego ante tu hermano Joab?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Abner volvió a decir a Asael: Apártate de en pos de mí, porque te heriré derribándote en tierra, y después ¿cómo levantaré mi rostro a tu hermano Joab? |
―¡Deja de perseguirme! —le dijo Abner—. Es mejor que busques a otro a quien le puedas arrebatar sus armas. Pero Asael continuó persiguiéndolo.
Cuando Abner regresó a Hebrón, Joab lo llevó a la entrada de la ciudad, como si quisiera conversar con él secretamente. Una vez allí, Joab sacó su cuchillo y se lo clavó en el vientre. De esta manera Joab vengó la muerte de su hermano Asael.
El hombre que rechaza la corrección será destruido de repente y sin remedio.
Todo lo que pasa está decidido de antemano; desde antiguo ya se sabía lo que cada ser humano habría de ser. Así que es inútil que discutas con Dios sobre tu destino.
―¿Por qué me has engañado y has dejado escapar a mi enemigo? —le preguntó Saúl a Mical. ―Tuve que hacerlo —contestó Mical—. Él amenazó con matarme si no le ayudaba.