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2 Samuel 19:35 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Ya tengo ochenta años y la vida ha perdido el gusto para mí. El alimento y el vino ya no me saben a nada, y ni siquiera puedo escuchar bien las voces de los cantores y cantoras. Yo sólo sería una carga para mi señor, el rey.

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Biblia Reina Valera 1960

De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor el rey?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Ahora tengo ochenta años de edad, y ya no puedo disfrutar de nada. La comida y el vino ya no tienen sabor, tampoco puedo oír las voces de los cantantes. Sería nada más una carga para mi señor el rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero Barcilay le respondió: '¿Cuántos días, cuántos años de vida me quedan para que vaya con el rey a Jerusalén?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Hoy cumplo ochenta años, ¿acaso discerniré entre lo bueno y lo malo? ¿Puede tu siervo saborear lo que coma o lo que beba? ¿Escucharé aún la voz de cantores y cantoras? Entonces, ¿por qué habrá de ser tu siervo otra carga para mi señor el rey?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero él le respondió: '¿Cuántos años me restan de vida, para que yo suba con el rey a Jerusalén?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Yo soy hoy día de edad de ochenta años, ¿podré distinguir entre lo bueno y lo malo? ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, sería aún tu siervo molesto a mi señor el rey?

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2 Samuel 19:35
15 Tagairtí Cros  

―No, hijo mío —respondió el rey—. Si todos vamos, seríamos una carga demasiado grande para ti. Absalón insistió, pero el rey no quiso ir, aunque le dio su bendición.


Pero David le dijo: ―Si vas conmigo serás una carga. Vuelve a Jerusalén y dile a Absalón: “Rey, yo le serviré de consejero como lo hice con su padre”. Entonces podrás arruinar los planes de Ajitofel.


El único honor que quiero es cruzar el río con usted.


Además había siete mil trescientos treinta y siete esclavos y doscientos cuarenta y cinco miembros del coro, entre hombres y mujeres.


Así como mi boca puede saborear manjares, mi mente saborea la verdad cuando la oigo,


¿No conozco acaso la diferencia entre el bien y el mal? De haber pecado, ¿no lo reconocería?


Algunos llegamos a vivir hasta setenta años, quizás algunos alcancemos hasta los ochenta. Pero aun los mejores años de entre todos ellos, están llenos de dolor y problemas; pronto pasan y nosotros pasamos con ellos.


―Sí, anda —respondió la princesa. La muchacha corrió hasta su casa, y regresó con su madre.


En cambio, los alimentos sólidos son para quienes ya son maduros, para quienes ya están acostumbrados a juzgar y a distinguir entre lo que es bueno y lo que es malo.


ahora que han probado lo bueno que es el Señor.