David se levantó del suelo y se lavó, se cepilló el cabello, se cambió la ropa, entró en el Santuario y adoró al Señor. Luego regresó al palacio, y comió.
2 Samuel 19:24 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 También llegó de Jerusalén Mefiboset, nieto de Saúl. No se había lavado los pies ni la ropa, ni se había cortado la barba desde el día en que el rey salió de Jerusalén. El rey le preguntó: ―¿Por qué no viniste conmigo, Mefiboset? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el rey salió hasta el día en que volvió en paz. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora bien, Mefiboset, el nieto de Saúl, descendió de Jerusalén para encontrarse con el rey. No había cuidado sus pies, cortado su barba ni lavado su ropa desde el día en que el rey dejó Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) Y el rey le hizo a Simei este juramento: 'No morirás'. La Biblia Textual 3a Edicion También Mefi-boset hijo de Saúl,° bajó para encontrarse con el rey; y no se había curado los pies, ni compuesto la barba,° ni había hecho lavar sus vestidos, desde el día en que el rey había salido hasta el día en que llegó en paz. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo luego el rey a Semeí: '¡No morirás!'. Y el rey se lo juró. Biblia Reina Valera Gómez (2023) También Mefiboset, hijo de Saúl, descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestiduras, desde el día que el rey salió hasta el día que vino en paz. |
David se levantó del suelo y se lavó, se cepilló el cabello, se cambió la ropa, entró en el Santuario y adoró al Señor. Luego regresó al palacio, y comió.
David subió llorando por el camino que lleva al monte de los Olivos. Llevaba la cabeza cubierta e iba descalzo, en señal de duelo. Y la gente que lo acompañaba también llevaba la cabeza cubierta, y lloraban mientras subían por el monte.
―¿Y dónde está Mefiboset? —le preguntó el rey. ―Se ha quedado en Jerusalén —respondió Siba—. Él dijo: “Ahora podré ser rey. Hoy recobraré el reino de Saúl mi abuelo”.
»¿Te acuerdas de Simí hijo de Guerá, el benjaminita de Bajurín? Él me maldijo con terrible maldición el día que yo iba a Majanayin. Pero cuando volvió ante mi presencia junto al río Jordán, prometí no matarlo.
Desciende ahora y haz que el pueblo se prepare para mi visita. Santifícalos hoy y mañana; y haz que laven su ropa.
Tu pueblo en Dibón irá doliente a sus templos para llorar por el destino de Nebo y Medeba. En señal de duelo se rasurarán la cabeza y se cortarán la barba.
ochenta hombres procedentes de Siquem, Siló y Samaria marcharon a Mizpa para adorar en el templo del Señor. Se habían rasurado la barba, habían rasgado sus vestiduras y herido sus cuerpos; y traían ofrendas y perfumes delicados.
»Cuando ustedes ayunen, no lo hagan en público como los hipócritas, que tratan de aparentar que están pálidos y desaliñados para que la gente se dé cuenta de que ayunaron. Les aseguro que, aparte de esto, no tendrán más recompensa.
Si alguien se alegra, alégrense con él; si alguien está triste, acompáñenlo en su tristeza.
Acuérdense de los presos, como si ustedes estuvieran presos con ellos. Acuérdense también de los que son maltratados como si ustedes mismos fueran los que sufren.