Entonces Joab le dijo a un soldado de Cus: ―Anda y dile al rey lo que has visto. El hombre se inclinó y se echó a correr.
2 Samuel 18:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Pero Ajimaz le rogó a Joab: ―Déjame acompañar a ese soldado. ―No, no es necesario que vayas, hijo mío —replicó Joab—. ¡No habrá recompensa por esa noticia! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea como fuere, yo correré ahora tras el etíope. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has de correr tú, si no recibirás premio por las nuevas? Biblia Nueva Traducción Viviente Pero Ahimaas continuó rogándole a Joab: —Pase lo que pase, por favor, deje también que yo vaya. —¿Para qué quieres ir, hijo mío? —le respondió Joab—. No habrá recompensa por las noticias. Biblia Católica (Latinoamericana) Ajimaas hijo de Sadoc retomó la palabra y dijo a Joab: 'No importa lo que pase. Yo también quiero correr tras ese cusita'. Joab le dijo: '¿Para qué vas a correr, hijo, si no obtendrás ninguna recompensa?' La Biblia Textual 3a Edicion Pero Ahimaas ben Sadoc, insistió de nuevo y dijo a Joab: Sea como sea, te ruego que me permitas que también yo corra tras el etíope. Y Joab dijo: ¿Para qué correrás hijo mío, si no habrá albricias° para ti? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Ajimás, hijo de Sadoc, volvió a decir a Joab: 'Suceda lo que suceda, déjame que yo también vaya corriendo tras el cusita'. Joab le contestó: '¿Por qué te empeñas en ir tú, hijo mío, si, aunque vayas, no has de sacar provecho alguno por llevar la noticia?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Ahimaas, hijo de Sadoc, volvió a decir a Joab: Sea lo que fuere, yo correré ahora tras Cusí. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has de correr, si no tienes noticias listas? |
Entonces Joab le dijo a un soldado de Cus: ―Anda y dile al rey lo que has visto. El hombre se inclinó y se echó a correr.
―No importa; de todos modos, quiero ir —insistió Ajimaz. Y Joab finalmente dijo: ―Bien, anda también. Entonces Ajimaz tomó por un atajo a través de la llanura y llegó allí antes que el soldado de Cus.
―¿Y cómo está el joven Absalón? —preguntó el rey—. ¿Está bien? ―Cuando Joab me dijo que viniera había mucho alboroto, pero yo no supe de qué se trataba —respondió Ajimaz.
―¿Por qué? —le preguntó el faraón—. ¿Qué es lo que te falta aquí? ¿En qué te hemos defraudado? ―Todo es maravilloso —contestó—, pero aun así me gustaría regresar a mi tierra.
A tal grado llegaron que, al no querer ni siquiera tener en cuenta a Dios, él los abandonó para que hicieran lo que sus mentes corruptas pudieran concebir.
No digan malas palabras, ni tengan conversaciones tontas, ni hagan chistes groseros. Todo eso está fuera de lugar. En vez de actuar así, sean agradecidos.