―Señor —dijeron ellas—, las mujeres hebreas no son como las egipcias, son tan vigorosas que dan a luz antes de que nosotras lleguemos.
2 Samuel 17:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando Absalón y sus hombres llegaron y le preguntaron si había visto a Ajimaz y a Jonatán, ella dijo que habían cruzado el arroyo y se habían ido. Los buscaron, y al no encontrarlos regresaron a Jerusalén. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Llegando luego los criados de Absalón a la casa de la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron, volvieron a Jerusalén. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando llegaron los hombres de Absalón, le preguntaron a la mujer: —¿Has visto a Ahimaas y a Jonatán? La mujer contestó: —Estuvieron aquí, pero cruzaron el arroyo. Entonces los hombres de Absalón los buscaron sin éxito y regresaron a Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) Los servidores de Absalón llegaron donde la mujer y le preguntaron: '¿Dónde están Ajimaas y Jonatán?' La mujer les respondió: 'Siguieron su camino hacia el Jordán'. Los buscaron, y como no los encontraron, retornaron a Jerusalén. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces los siervos de Absalón fueron a la mujer de la casa y dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les dijo: Han pasado el vado del río. Y los buscaron, pero al no hallarlos, volvieron a Jerusalem. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Llegaron luego los servidores de Absalón a casa de la mujer, y preguntaron: '¿Dónde están Ajimás y Jonatán?'. Respondióles la mujer: 'Han pasado junto al agua'. Ellos los buscaron, pero no los hallaron y regresaron a Jerusalén. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Llegando luego los criados de Absalón a la casa a la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron se volvieron a Jerusalén. |
―Señor —dijeron ellas—, las mujeres hebreas no son como las egipcias, son tan vigorosas que dan a luz antes de que nosotras lleguemos.
―Ponte en la puerta de la tienda —le pidió él a ella— y si alguien viene buscándome, dile que no hay nadie aquí.
―El rey me envió en un asunto privado —mintió David—. Me dijo que no le dijera a nadie por qué estoy aquí. Les he dicho a mis hombres dónde podemos encontrarnos más tarde.