¡Pues miren que yo levanto un ejército de naciones poderosas del norte y las lanzo al ataque contra Babilonia, la cual será destruida! ¡Las flechas enemigas dan en el blanco, no fallan!
2 Samuel 1:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 »Saúl y Jonatán daban muerte a sus más poderosos enemigos, y no regresaban con las manos vacías del campo de batalla. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Sin sangre de los muertos, sin grosura de los valientes, El arco de Jonatán no volvía atrás, Ni la espada de Saúl volvió vacía. Biblia Nueva Traducción Viviente El arco de Jonatán era potente, y la espada de Saúl realizó su trabajo mortífero. Derramaron la sangre de sus enemigos y atravesaron a muchos héroes poderosos. Biblia Católica (Latinoamericana) sino sangre de heridos y grasa de héroes.
Ni el arco de Jonatán retrocedía,
ni en el vacío hería la espada de Saúl. La Biblia Textual 3a Edicion Sino con sangre de heridos, Y grosura de valientes, ¡Arco de Jonatán que jamás retrocedió! ¡Espada de Saúl que no volvía vacía! Biblia Serafín de Ausejo 1975 sino con sangre de heridos, con grasa de valientes. El arco de Jonatán jamás retrocedía, ni la espada de Saúl volvía atrás en vano. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Sin la sangre de los muertos, sin la grosura de valientes, el arco de Jonatán nunca volvió atrás, ni la espada de Saúl volvió vacía. |
¡Pues miren que yo levanto un ejército de naciones poderosas del norte y las lanzo al ataque contra Babilonia, la cual será destruida! ¡Las flechas enemigas dan en el blanco, no fallan!
Mis saetas se embriagarán con sangre y mi espada devorará la carne y la sangre de todos los muertos y cautivos. Las cabezas del enemigo estarán ensangrentadas”.
Y como estaba firmemente establecido como rey de Israel, peleó contra todos los pueblos de su entorno: contra Moab, Amón, Edom, los reyes de Sobá y los filisteos. Adondequiera que iba, triunfaba.
Hizo grandes cosas. Venció a los amalecitas, y salvó a Israel de todos los que habían sido sus opresores.
y selló el pacto dándole su túnica, su espada, su arco y su cinto. El rey Saúl hizo que David se quedara en Jerusalén y no permitió que regresara más a su casa.