El centinela de la ciudad vio que una gran multitud venía bajando del cerro, y fue a decirle al rey: «Mucha gente viene bajando del cerro, por el camino de Joronayin». (Mientras tanto, Absalón se había lanzado a la fuga).
2 Reyes 9:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El guardia que estaba en la torre de Jezrel vio a Jehú y a quienes iban con él, y gritó: «¡Alguien se acerca!». ―Envíen a un jinete para que vea si es amigo o enemigo —ordenó el rey Jorán. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel vio la tropa de Jehú que venía, y dijo: Veo una tropa. Y Joram dijo: Ordena a un jinete que vaya a reconocerlos, y les diga: ¿Hay paz? Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el centinela de la torre de Jezreel divisó a Jehú y a sus acompañantes acercándose, gritó a Joram: —¡Una compañía de soldados se aproxima! —Manda a un jinete a preguntarles si vienen en son de paz —ordenó el rey Joram. Biblia Católica (Latinoamericana) El vigía que estaba en la torre de Yizreel vio la tropa que venía con Jehú; dijo entonces: 'Veo una tropa'. Yoram le dijo: 'Búscate a un jinete y mándalo a su encuentro para que les pregunte si vienen como amigos o no'. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces el vigía que estaba en la torre de Jezreel, vio venir a la tropa de Jehú, y dijo: Veo una tropa. Y Joram dijo: Toma un jinete y envíalo a su encuentro, y que pregunte: ¿Hay paz? Biblia Serafín de Ausejo 1975 El centinela que estaba en la torre de Yizreel vio venir la tropa de Jehú y gritó: 'Veo venir tropas'. Dijo entonces Jorán: 'Toma un jinete y envíalo a su encuentro para que pregunte: ¿Hay paz?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel vio la cuadrilla de Jehú, que venía, y dijo: Yo veo una cuadrilla. Y Joram dijo: Toma uno de a caballo y envíalo a su encuentro, y que les diga: ¿Hay paz? |
El centinela de la ciudad vio que una gran multitud venía bajando del cerro, y fue a decirle al rey: «Mucha gente viene bajando del cerro, por el camino de Joronayin». (Mientras tanto, Absalón se había lanzado a la fuga).
David estaba sentado a la puerta de la ciudad. Cuando el centinela subió a su puesto de vigilancia sobre el muro, vio que un hombre solo corría hacia ellos.
―Todo iba bien para mí —dijo—, y el reino era mío; todos esperaban que yo fuera el nuevo rey. Pero los papeles cambiaron, y todo pasó a manos de mi hermano, porque de esa manera lo quería el Señor.
Así que tomaron dos carros de combate, y fueron a investigar qué había acontecido en el campamento de los sirios, tal como el rey les había indicado.
Jehú, por su parte, regresó para reunirse con los jefes, y uno de ellos le preguntó: ―¿Qué quería ese tonto? ¿Está todo bien? ―Ustedes saben muy bien quién era y lo que quería —respondió Jehú.
Luego Jehú subió a un carro de combate y se dirigió a Jezrel, donde el rey Jorán se encontraba recuperándose de sus heridas. Ocozías, rey de Judá, se encontraba allí, pues había ido a visitar al rey Jorán.
El jinete salió al encuentro de Jehú. ―El rey desea saber si eres amigo o enemigo —le preguntó—. ¿Vienes en son de paz? ―¡Eso a ti no te importa! —le respondió Jehú—. ¡Sígueme! El guardia dio voces avisándole al rey que el mensajero se había reunido con Jehú y sus compañeros, pero que no volvía.
Entonces el rey envió a un segundo jinete, quien los alcanzó y, en el nombre del rey, preguntó si las intenciones que traían eran amistosas o no. ―¡Eso a ti no te importa! —le respondió Jehú—. ¡Sígueme!
Porque sus líderes son unos incapaces. No se dan cuenta del peligro en el que está mi pueblo. Más bien se pasan la vida durmiendo y soñando.
¡Oh Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que ni de día ni de noche dejan de decir: No descansen todos los que oran,
Samuel hizo lo que el Señor le ordenó. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblando a su encuentro. ―¿Qué pasa? —le preguntaron—. ¿A qué has venido?
David dejó las cosas que llevaba en manos del encargado de las armas y provisiones y corrió a las filas en busca de sus hermanos.