Ahora, convoca a todo el pueblo de Israel. Diles que vayan al monte Carmelo, junto con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de la diosa Aserá, que tienen el apoyo de Jezabel.
2 Reyes 4:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando se acercaban al monte Carmelo, Eliseo la vio a la distancia, y le dijo a Guiezi: ―Mira, allá viene la sunamita. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando ella se acercaba al hombre de Dios, en el monte Carmelo, Eliseo la vio desde lejos y le dijo a Giezi: «Mira, allí viene la señora de Sunem. Biblia Católica (Latinoamericana) Partió y llegó donde el hombre de Dios que estaba en el monte Carmelo.
Cuando el hombre de Dios la divisó de lejos, dijo a Guejazí, su sirviente: 'Allí viene la Sunamita. La Biblia Textual 3a Edicion Y fue y llegó al varón de Dios en el monte Carmelo. Y sucedió que cuando el varón de Dios° la vio de lejos, dijo a su siervo Giezi: He aquí la sunamita. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella partió y llegó adonde estaba el varón de Dios, en el monte Carmelo. Cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Guejazí: '¡Ahí viene la sunamita! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Partió, pues, y vino al varón de Dios al monte Carmelo. Y sucedió que cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. |
Ahora, convoca a todo el pueblo de Israel. Diles que vayan al monte Carmelo, junto con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de la diosa Aserá, que tienen el apoyo de Jezabel.
Enseguida Acab se fue a comer y a beber. Pero Elías se subió a la cumbre del monte Carmelo y se arrodilló con su rostro entre las rodillas,
Entonces envió a un oficial con cincuenta soldados, a arrestarlo. Lo encontraron sentado en la cumbre de una colina. El capitán le dijo: ―Varón de Dios, el rey nos ha mandado a que te llevemos ante él.
Enseguida, la mujer hizo ensillar el burro, y le dijo al criado: ―¡Anda, vamos rápido! No te detengas en el camino, a menos que yo te lo ordene.
Corre a encontrarla y pregúntale qué le pasa. Pregúntale si está bien su marido, y si el niño está bien. ―Sí —le dijo ella a Guiezi—. ¡Todo está bien!
Pero cuando llegó ante Eliseo, se arrojó al suelo delante de él y se abrazó a sus pies. Guiezi se acercó para apartarla, pero el profeta le dijo: ―Déjala. Es que tiene un gran pesar, y el Señor no me ha revelado de qué se trata.
Pero Guiezi, siervo de Eliseo, se dijo: «Mi amo no debió haber dejado que este hombre se fuera sin recibirle sus regalos. Yo lo alcanzaré y le pediré algo». Así que salió en busca de Naamán.
Cuando ella entró, el rey estaba conversando con Guiezi, el criado de Eliseo, y le decía: «Cuéntame de las grandes hazañas que Eliseo ha hecho».
Sí, habrá abundancia de flores, cánticos y júbilo. Los desiertos se volverán verdes como los montes del Líbano, hermosos como los pastos del monte Carmelo y los prados de Sarón, porque allí exhibirá el Señor su gloria, se apreciará la excelencia de nuestro Dios.