Pero al amanecer del día siguiente, el sol proyectó su rojo resplandor sobre el agua, y esta se veía roja.
2 Reyes 3:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 «¡Es sangre! —exclamaron—. Los reyes se han atacado y se han dado muerte unos a otros. ¡Vamos y recojamos el botín!». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al botín! Biblia Nueva Traducción Viviente «¡Es sangre! —exclamaban—. ¡Seguro los tres ejércitos se atacaron mutuamente y se mataron unos a otros! ¡Hombres de Moab, vamos a recoger el botín!». Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces comentaron: '¡ Eso es sangre! ¡Los reyes se pusieron a pelear y se hirieron unos a otros! ¡Moabitas, vamos al pillaje!' La Biblia Textual 3a Edicion y dijeron: ¡Es sangre! Ciertamente los reyes se han atacado uno a otro y cada uno ha matado a su compañero. Ahora pues Moab: ¡Al botín! Biblia Serafín de Ausejo 1975 y exclamaron: '¡Eso es sangre! los reyes han desenvainado la espada y se han matado unos a otros. Ahora, pues, Moab, ¡al saqueo!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra el otro y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al despojo! |
Pero al amanecer del día siguiente, el sol proyectó su rojo resplandor sobre el agua, y esta se veía roja.
Pero cuando llegaron al campamento de Israel, los israelitas salieron y los atacaron. Entonces los moabitas emprendieron la huida. Los hombres de Israel avanzaron y entraron en el territorio de Moab, destruyendo todo lo que encontraban.
porque el Señor había hecho que el ejército sirio oyera el sonido de muchos carros que corrían a gran velocidad y el estruendo del galope de caballos y el sonido de un gran ejército que se aproximaba. «El rey de Israel ha pagado a los hititas y a los egipcios para que nos ataquen», habían gritado,
El rey Josafat y su pueblo salieron a recoger el botín y regresaron cargados de dinero, vestidos y joyas valiosas. Eran tantas las pertenencias de sus enemigos, que los de Judá tardaron tres días en recogerlo.
Los enemigos dijeron: «Los seguiremos, les daremos alcance y los destruiremos. ¡Los destrozaremos con nuestras espadas y repartiremos el botín!».
Por nuestra propia grandeza hemos saqueado sus nidos de riquezas y hemos reunido reyes como los granjeros recogen huevos, y nadie puede mover un dedo ni abrir la boca contra nosotros.
“Hay mucho botín que distribuir, y eso lleva tiempo. Cada hombre recibe una o dos jovencitas, y Sísara recibirá las vestiduras de colores y traerá a su hogar muchos obsequios para mí”.