Él será el que me va a edificar un templo, y yo estableceré su trono para siempre.
2 Reyes 21:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Manasés llegó a colocar una abominable imagen de la diosa Aserá en la casa en la cual el Señor había dicho a David y a Salomón: «Yo pondré para siempre mi nombre en esta casa, y en Jerusalén, ciudad que he escogido de entre todas las ciudades de las tribus de Israel. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel; Biblia Nueva Traducción Viviente Incluso Manasés hizo una imagen tallada de la diosa Asera y la colocó en el templo, en el mismo lugar donde el Señor les había dicho a David y a su hijo Salomón: «Mi nombre será honrado para siempre en este templo y en Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las tribus de Israel. Biblia Católica (Latinoamericana) Colocó la estatua de Asera que había hecho en la Casa de la cual Yavé había dicho a David y a su hijo Salomón: 'En este templo, en esta ciudad de Jerusalén que elegí entre todas las tribus de Israel, instalaré mi Nombre para siempre. La Biblia Textual 3a Edicion Además colocó en la Casa la imagen tallada de Asera que él había hecho, acerca de la cual YHVH había dicho a David y a su hijo Salomón: En esta Casa, y en Jerusalem, a la cual escogí de todas las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Colocó el ídolo de la aserá que se había fabricado en el templo del que Yahveh, había dicho a David y a Salomón, su hijo: 'En este templo, y en Jerusalén, la que yo escogí de entre todas las tribus de Israel, estableceré mi nombre para siempre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y puso una imagen tallada de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel: |
Él será el que me va a edificar un templo, y yo estableceré su trono para siempre.
Te ruego que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar en el que has prometido habitar, y cuando yo mire hacia este templo y ore, sea de noche o de día, escúchame y responde a mis peticiones.
»Cuando envíes a tu pueblo a la batalla contra sus enemigos, y ellos oren a ti mirando hacia tu ciudad escogida de Jerusalén y hacia este templo que he edificado en tu honor,
yo arrancaré al pueblo de Israel de esta tierra que les he dado. Los arrancaré de este templo que he santificado para mi nombre y los echaré fuera de mi vista; e Israel será el centro de las burlas de las naciones, ejemplo y proverbio de un desastre repentino.
Antes de que el rey regresara de Damasco, Urías terminó de construir el altar. Cuando Acaz regresó, vio el altar, se acercó a él y presentó una ofrenda.
Porque el Señor había dicho: «Yo destruiré a Judá, de la manera que destruí a Israel, y desecharé a Jerusalén como ciudad escogida, y al templo del Señor de la cual dije que sería el lugar donde yo habitaría».
Entonces el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías y a los demás sacerdotes y guardas del templo que destruyeran todos los instrumentos usados en la adoración a Baal, a Aserá, al sol, la luna y las estrellas. El rey hizo que todo fuera quemado en los campos del valle de Cedrón, en las afueras de Jerusalén, y llevó las cenizas a Betel.
Hizo quitar el abominable ídolo de Aserá del templo del Señor, y lo llevó a las afueras de Jerusalén, al arroyo de Cedrón. Allí lo quemó y lo redujo a polvo, y arrojó el polvo sobre la fosa común.
Quitó los dioses ajenos de las colinas, sacó el ídolo del templo y derribó los altares que haba edificado en la montaña donde estaba el templo, y los altares que había en Jerusalén, y los arrojó fuera de la ciudad.
Colocó el ídolo que había hecho en el mismo templo de Dios, lugar del cual Dios le había dicho a David y a su hijo Salomón: «Seré honrado en este templo y en Jerusalén, la ciudad que he escogido de entre las demás ciudades de Israel.
Una noche el Señor se presentó a Salomón y le dijo: «He oído tus oraciones, y he escogido este templo como el lugar en que quiero que se me ofrezcan los sacrificios.
Por cuanto he escogido este templo y lo he santificado para habitar en él para siempre; mis ojos y mi corazón estarán siempre aquí.
los echaré de esta tierra que les he dado, y este templo será destruido, aun cuando lo he santificado para mí; lo transformaré en horror y desgracia.
Pero si se vuelven a mí y obedecen mis leyes, y las ponen en práctica, aun de los rincones más lejanos del universo, a donde hayan sido llevados, los haré regresar a Jerusalén. Porque Jerusalén es el lugar que he escogido como mi lugar de residencia”.
Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte Sion, que es donde tú habitas.
Lo hicieron enojar construyendo altares a otros dioses; con sus ídolos despertaron sus celos.
Hasta llegaron a profanar mi templo rindiendo homenaje allí a ídolos abominables.
Porque el pueblo de Judá ha actuado de muy mala manera, dice el Señor. Han colocado sus feos ídolos en mi propio templo, deshonrándolo.
»No erigirás ninguna imagen de la diosa Aserá junto al altar del Señor tu Dios,