Pero el anciano le dijo: ―Yo también soy profeta como tú; y un ángel, por orden del Señor, me dijo que debía llevarte a casa conmigo y darte alimento y agua. Pero el anciano mentía.
2 Reyes 18:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¿Piensas que nosotros hemos venido aquí por nuestra propia iniciativa? ¡No! El Señor nos ha enviado, y nos dijo: “Vayan y destruyan a ese pueblo”. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela. Biblia Nueva Traducción Viviente Es más, ¿crees que hemos invadido tu tierra sin la dirección del Señor? El Señor mismo nos dijo: “¡Ataquen esta tierra y destrúyanla!”». Biblia Católica (Latinoamericana) yo, por voluntad de Yavé, subía hasta este lugar para devastarlo. Yavé, en efecto, me dijo: '¡Ataca a ese país y devástalo!' La Biblia Textual 3a Edicion ¿Acaso he subido para destruir este lugar sin consultar a YHVH? Pues YHVH me ha dicho: ¡Sube contra esta tierra y destrúyela! Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Pero es que he subido a este lugar, para destruirlo, sin contar con Yahveh? Ha sido Yahveh quien me ha dicho: 'Sube contra ese país y destrúyelo''. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová contra este lugar, para destruirlo? Jehová me dijo: Sube contra esta tierra, y destrúyela. |
Pero el anciano le dijo: ―Yo también soy profeta como tú; y un ángel, por orden del Señor, me dijo que debía llevarte a casa conmigo y darte alimento y agua. Pero el anciano mentía.
Y con un ejército tan pequeño como el tuyo, no eres amenaza ni para el menor de los oficiales a cargo del más pequeño contingente. Si los egipcios estuvieran dispuestos a proporcionarte caballos y carros, de nada te serviría.
Eliaquín hijo de Jilquías, Sebna y Joa le dijeron: ―Habla en arameo, por favor, porque nosotros lo entendemos. No uses hebreo porque el pueblo que está en los muros nos está oyendo.
Es claro que estos desastres sobrevinieron a Judá por orden directa del Señor, que había decidido castigar al pueblo de Judá, haciéndolo ir lejos de su presencia, debido a los muchos pecados de Manasés, quien había llenado a Jerusalén de sangre. Por eso, el Señor no quiso perdonarlo.
El rey Necao le envió embajadores con este mensaje: «No quiero pelear contra ti, rey de Judá. Yo he salido solamente a hacer guerra contra el rey de Asiria. No me molestes, pues Dios me ha dicho que me apresure. No te interpongas delante de Dios, o él te destruirá, porque él está conmigo».
¿Acaso no se asusta la gente cuando escucha sonar la alarma? ¿Acaso vendrá sobre la ciudad algún castigo que no lo haya mandado el Señor?