El rey de los sirios envió este otro mensaje a Acab: «¡Que los dioses me hagan más de lo que te puedo hacer a ti, si dejo que en Samaria quede el polvo suficiente para que cada uno de los que me siguen se lleve un puñado!».
2 Reyes 18:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 »¿Qué te parece? Haz una apuesta con mi amo, el rey de Asiria. Si encuentras dos mil hombres que puedan montar a caballo, nosotros te daremos los caballos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes para ellos. Biblia Nueva Traducción Viviente »¡Se me ocurre una idea! Llega a un acuerdo con mi amo, el rey de Asiria. Yo te daré dos mil caballos, ¡si es que puedes encontrar esa cantidad de hombres para que los monten! Biblia Católica (Latinoamericana) Haz ahora una apuesta con mi señor el rey de Asur: te doy dos mil caballos si tienes jinetes para montarlos. La Biblia Textual 3a Edicion Ahora pues, haz una apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si es que tienes quien los monte. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Haz ahora una apuesta con mi señor, el rey de Asiria: te doy dos mil caballos si eres capaz de procurarte jinetes para ellos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Por tanto, ahora yo te ruego que des prendas a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú pudieres dar jinetes para ellos. |
El rey de los sirios envió este otro mensaje a Acab: «¡Que los dioses me hagan más de lo que te puedo hacer a ti, si dejo que en Samaria quede el polvo suficiente para que cada uno de los que me siguen se lleve un puñado!».
―Tómenlos vivos —ordenó Ben Adad—, ya sea que vengan en son de paz o de guerra.
Y si dices: ‘Estamos confiando en que el Señor nos librará’, recuerda que tú has destruido los altares de las colinas dedicados a él. Porque tú exiges que toda la gente vaya a adorar ante el altar de Jerusalén”.
Y con un ejército tan pequeño como el tuyo, no eres amenaza ni para el menor de los oficiales a cargo del más pequeño contingente. Si los egipcios estuvieran dispuestos a proporcionarte caballos y carros, de nada te serviría.
Ven aquí y daré tus carnes a las aves de rapiña y a los animales salvajes —gritó Goliat.