«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido hoy lo que prometió a mi padre David.
2 Crónicas 6:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que le habló a mi padre David, y que acaba de cumplir la promesa que le hizo al decir: Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que prometió con su boca a David mi padre, diciendo: Biblia Nueva Traducción Viviente «Alabado sea el Señor, Dios de Israel, quien cumplió la promesa que le hizo a mi padre David; pues le dijo a mi padre: Biblia Católica (Latinoamericana) Bendito sea Yavé, Dios de Israel, que habló por boca de mi padre David, y ha cumplido por su mano lo que dijo: La Biblia Textual 3a Edicion Y dijo: ¡Bendito sea YHVH Dios de Israel!, que ha cumplido con su mano lo que habló con su boca a David mi padre, diciendo: Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y exclamó: '¡Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, que ha dado cumplimiento con sus manos a lo que prometió con su boca a mi padre David, cuando le dijo: Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él dijo: Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, el cual con su mano ha cumplido lo que habló por su boca a David mi padre, diciendo: |
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido hoy lo que prometió a mi padre David.
Él será quien construya un templo para mí, y estableceré su reino para siempre.
Mientras permanecía todavía en presencia de toda la asamblea, David dirigió así sus alabanzas al Señor: «¡Señor, Dios de nuestro padre Israel, alabamos tu nombre ahora y para siempre!
Entonces David se dirigió a todo el pueblo y le dijo: «¡Alaben al Señor su Dios!». Ellos lo hicieron así, inclinándose a tierra delante del Señor y del rey.
Tú has cumplido la promesa que hiciste a mi padre David, y aquí tenemos la evidencia de su cumplimiento.
Luego el rey volvió el rostro hacia la congregación, que permanecía de pie para recibir su bendición. El rey dijo:
“Desde que traje a mi pueblo desde la tierra de Egipto, nunca había escogido una ciudad en Israel para la ubicación de un templo en el cual estuviera mi nombre; y nunca antes había elegido un guía para mi pueblo Israel. Pero ahora he escogido a Jerusalén para residir en ella, y a David como rey”.
Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo dijo: «¡Amén!», y levantaron las manos al cielo. Luego se arrodillaron y adoraron al Señor, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente.
¡Bendigan al Señor, al Dios de Israel, cuya existencia data de un eterno pasado, y se extiende a un eterno porvenir! ¡Así sea! ¡Amén!
¡Canten alabanzas a su nombre! Alcen su voz en cántico al que cabalga sobre las nubes. Señor es su nombre. Regocíjense en su presencia.
El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras permanecerán, para siempre.
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos porque pertenecemos a Cristo.