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2 Crónicas 4:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Construyó también diez fuentes para lavar las ofrendas, cinco a la derecha del estanque grande y cinco a la izquierda. Para lavarse ellos mismos, los sacerdotes utilizaban el estanque y no las fuentes.

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Biblia Reina Valera 1960

Hizo también diez fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar y limpiar en ellas lo que se ofrecía en holocausto; pero el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

También hizo diez tazones más pequeños para lavar los utensilios que se usaban para las ofrendas quemadas. Colocó cinco en el lado sur y cinco en el lado norte; pero los sacerdotes se lavaban en el Mar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Hizo diez pilas, que dispuso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para hacer en ellas las purificaciones. En ellas se lavaban las víctimas del holocausto mientras el mar servía para las purificaciones de los sacerdotes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Hizo también diez fuentes, y puso cinco al sur y cinco al norte,° para lavar y enjuagar en ellas la obra del holocausto,° pero el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Fabricó asimismo diez pilas, de las cuales puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar en ellas lo que había de ofrecerse en los holocaustos. El mar estaba reservado para las abluciones de los sacerdotes.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Hizo también diez fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar y limpiar en ellas la obra del holocausto; mas el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él.

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2 Crónicas 4:6
16 Tagairtí Cros  

También Hiram hizo diez lavamanos de bronce, y los colocó sobre las bases. Cada lavamanos tenía un metro con ochenta centímetros, y una capacidad de ochocientos ochenta litros de agua.


Hiram hizo además, las calderas, tenazas y cuencos que eran necesarios, y al fin completó la obra del templo del Señor, que le había sido asignada por el rey Salomón.


Hizo luego un enorme tanque redondo de hierro fundido, que medía cuatro metros y medio de diámetro. Desde el suelo hasta su orilla, la fuente medía dos metros veinticinco centímetros. Su circunferencia era de trece metros y medio.


Lávame de toda mi culpa y límpiame de mi pecado.


El Señor le dijo a Moisés: «Harás un lavamanos de bronce, con una base de bronce. Lo pondrás entre el Santuario y el altar, y lo llenarás de agua.


Pero una puerta conducía de su sala de entrada a una habitación al costado donde la carne de los sacrificios era lavada antes de ser llevada al altar.


Pero antes lavará los órganos internos y las patas con agua. Luego, el sacerdote quemará el sacrificio sobre el altar como un holocausto, como ofrenda encendida de olor grato al Señor.


Lavarán los órganos internos y las patas, y luego los sacerdotes lo quemarán todo sobre el altar. Será un holocausto, una ofrenda de olor grato al Señor.


Varios de ustedes merecían antes estos calificativos, pero ya el Señor les lavó sus pecados, los santificó y los justificó en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.


Y si esto es así, ¡la sangre de Cristo es todavía mejor! Pues por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha para purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para que sirvamos al Dios viviente.


Por tanto, era necesario purificar, con esos sacrificios, las copias de lo que hay en el cielo; pero las cosas celestiales mismas necesitan sacrificios mejores que esos.


Pero si, al igual que Cristo, vivimos en la luz, entre nosotros habrá compañerismo, y la sangre de Jesucristo el Hijo de Dios nos limpiará de todo pecado.


―No, Señor —respondí—. Dímelo. ―Estos son los que pasaron por la gran tribulación —me dijo—. Su ropa está blanca porque la lavaron y blanquearon con la sangre del Cordero.