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2 Crónicas 34:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Quemó los huesos de los sacerdotes paganos sobre sus propios altares, con la intención de limpiar al pueblo de Judá y de Jerusalén de la culpa de su pecado de idolatría.

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Biblia Reina Valera 1960

Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Quemó los huesos de los sacerdotes paganos sobre sus propios altares, y de esta manera purificó a Judá y a Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Quemó los huesos de sus sacerdotes sobre sus altares y purificó a Judá y Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y purificó así a Judá y a Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Quemó los huesos de los sacerdotes de los ídolos sobre sus altares y purificó así a Judá y a Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Además quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén.

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2 Crónicas 34:5
10 Tagairtí Cros  

Luego a una orden del Señor, el profeta gritó: «¡Altar, altar! El Señor dice que un niño llamado Josías nacerá de la línea de David, y él sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los santuarios de las colinas que han venido aquí a quemar incienso; y los huesos de los hombres serán quemados sobre ti».


Mientras Josías inspeccionaba los lugares, vio varias tumbas en la falda de la montaña. Ordenó a sus hombres que sacaran los huesos que había en ellas y los quemaran en el altar de Betel, para profanarlo, cumpliéndose así lo que el profeta del Señor había dicho que ocurriría sobre el altar de Jeroboán.


y ejecutó a los sacerdotes de los santuarios paganos sobre sus propios altares, y quemó huesos humanos sobre los altares, para profanarlos. Después de esto regresó a Jerusalén.


Entonces Josías quitó todos los ídolos de las zonas ocupadas por lo judíos, y exigió que adoraran al Señor su Dios. Y mientras Josías vivió, el pueblo no volvió a abandonar al Señor, Dios de sus antepasados.


Derribó los altares paganos, redujo a polvo los ídolos de la diosa Aserá, destruyó las imágenes y derribó los altares en que se quemaba incienso. Hizo esto en todo el territorio de Israel antes de regresar a Jerusalén.


Luego, más tarde, esta infiel «regresó» a mí, pero su «arrepentimiento» era fingido, dice el Señor.


¡Oh Jerusalén, pon en orden tu vida mientras haya tiempo; aún puedes salvarte cambiando tu conducta y modo de pensar!


«Hombre mortal, di al pueblo de Israel: “En el día que explote mi indignación tú serás como el yermo sin limpiar, o el desierto sin lluvia”.


Mediante el cumplimiento de estas normas la tierra no se contaminará, porque el asesinato contamina la tierra, y no se puede hacer reparación por la muerte de una persona sino por la ejecución del asesino.