Pero el asirio respondió: ―¿Me ha enviado acaso mi señor a hablarte solamente a ti y a tu amo? ¡Me ha enviado a hablarle también al pueblo que está en los muros, condenados al igual que ustedes a comer sus excrementos y a beber su orina!
2 Crónicas 32:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Lo que el rey Ezequías les pide es un suicidio, pues al permanecer allí, van a morir de hambre y de sed. No le crean cuando les dice que el Señor su Dios los salvará de mis manos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir: Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria? Biblia Nueva Traducción Viviente Ezequías ha dicho: ‘El Señor nuestro Dios nos librará del rey de Asiria’. ¡Ezequías los está engañando y los está condenando a morir de hambre y de sed! Biblia Católica (Latinoamericana) ¿No los engaña Ezequías cuando les dice: Yavé, nuestro Dios, nos librará de la mano del rey de Asiria? ¿No es culpable de que van a morir de hambre y sed? La Biblia Textual 3a Edicion ¿Acaso no os engaña Ezequías para haceros morir° de hambre y de sed, diciendo: YHVH nuestro Dios nos librará de mano del rey de Asiria? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Acaso Ezequías no os está engañando, para entregaros a la muerte por hambre y por sed, cuando os dice: 'Yahveh, nuestro Dios, nos librará de la mano del rey de Asiria?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿No os engaña Ezequías para entregaros a morir de hambre y de sed, diciendo: Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria? |
Pero el asirio respondió: ―¿Me ha enviado acaso mi señor a hablarte solamente a ti y a tu amo? ¡Me ha enviado a hablarle también al pueblo que está en los muros, condenados al igual que ustedes a comer sus excrementos y a beber su orina!
¡No permitan que los engañe haciéndoles creer que el Señor los salvará!
«No te dejes engañar por ese Dios en quien crees. No le creas cuando dice que nosotros no vamos a conquistar Jerusalén.
«El rey Senaquerib, de Asiria, pregunta: “¿Piensan, acaso, que podrán sobrevivir al sitio de Jerusalén?
¿No comprenden que Ezequías fue quien destruyó los ídolos y los santuarios paganos, y ordenó a la gente de Judá y de Jerusalén que usen sólo un altar, y que quemen incienso solamente en él?
No permitan que Ezequías los engañe. No le crean. Repito: ningún dios ha podido librar de mí o de mis antepasados a su pueblo; ¡cuánto menos el Dios de ustedes!”».
«Este es aquel que se encomendó al Señor, ¡pues que el Señor lo salve! Si el Señor lo ama tanto, ¡que el Señor lo libere!».
Sus burlas me traspasan como fatal herida no se cansan de preguntarme burlándose: «¿Dónde está ese Dios tuyo?».
«Y dicen: ¡Dios lo ha abandonado! Ahora le echaremos mano. No hay quien lo ayude».
Pero él respondió: ―Mi señor quiere que todos los de Jerusalén escuchen esto y no solamente ustedes. Quiere que sepan que si no se rinden, esta ciudad será asediada hasta que cada uno tenga tanta hambre y tanta sed que se coma sus propios excrementos y se beba su propia orina.
No permitan que Ezequías los prive de todo esto diciendo que el Señor los librará de mis ejércitos. Los dioses de alguna otra nación, ¿han triunfado jamás sobre los ejércitos del rey de Asiria?
Si confió en Dios, ¡que lo salve Dios! ¿No decía que era el Hijo de Dios?