Estoy seguro de que enseñará a sus descendientes a obedecerme, de modo que cuando él muera ellos continúen practicando la justicia y la honestidad. Yo, por mi parte, le cumpliré a Abraham todo lo que le he prometido».
2 Crónicas 14:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Además, demandó que toda la nación obedeciera los mandamientos del Señor, Dios de sus antepasados. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos. Biblia Nueva Traducción Viviente Ordenó al pueblo de Judá que buscara al Señor, Dios de sus antepasados, y que obedeciera su ley y sus mandatos. Biblia Católica (Latinoamericana) Hizo desaparecer de todas las ciudades de Judá los santuarios altos y las columnas dedicadas al sol; y el reino estuvo en paz bajo su reinado. La Biblia Textual 3a Edicion y mandó a Judá que buscara a YHVH, el Dios de sus padres, y que pusiera por obra la Ley y el mandamiento. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Suprimió de todas las ciudades de Judá los lugares altos y los obeliscos solares. Y el reino disfrutó de paz durante su reinado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y mandó a Judá que buscara a Jehová, el Dios de sus padres, y pusiera por obra la ley y sus mandamientos. |
Estoy seguro de que enseñará a sus descendientes a obedecerme, de modo que cuando él muera ellos continúen practicando la justicia y la honestidad. Yo, por mi parte, le cumpliré a Abraham todo lo que le he prometido».
También el verdadero pueblo de Dios, de todas partes de Israel, comenzó a trasladarse a Jerusalén, pues allí podían adorar libremente al Señor, Dios de sus padres, y ofrecerle sacrificios.
Hizo demoler los altares paganos que estaban en los cerros, y destruyó las piedras sagradas e hizo pedazos la vergonzosa imagen de la diosa Aserá.
Eliminó también las imágenes del dios sol que estaban en los cerros, y los altares para el incienso que había en cada una de las ciudades de Judá. Y Dios dio paz a su reino.
Llevaban consigo siete becerros, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para presentar una ofrenda por el pecado del reino, del santuario y de Judá. El rey ordenó a los sacerdotes descendientes de Aarón que sacrificaran los animales y los quemaran por completo en el altar del Señor.
Entonces, el rey Ezequías ordenó que se pusiera el holocausto sobre el altar. Y cuando comenzó a ofrecerse el sacrificio, también comenzaron a cantar alabanzas al Señor y a tocar las trompetas, acompañados por los instrumentos musicales de David, rey de Israel.
Entonces el rey Ezequías ordenó a los levitas que cantaran algunos salmos de David y del profeta Asaf delante del Señor, lo que ellos hicieron con todo gozo, e inclinaron su cabeza y adoraron.
Pero Dios puso en la gente de todo Judá el fuerte deseo de obedecer las órdenes del Señor, que recibían a través del rey y de las autoridades.
Luego reedificó el altar del Señor y ofreció sacrificios en él, ofrendas de paz y ofrendas de acción de gracias, y pidió que el pueblo de Judá adorara al Señor, Dios de Israel.
Luego exigí que la sala fuera purificada, y volví a poner allí las vasijas, las ofrendas de grano, y el incienso.
Me he esforzado cuanto he podido por hallarte: no permitas que me desvíe de tus mandamientos.
El Señor le dice al pueblo de Israel: «¡Acudan a mí y yo protegeré sus vidas!
Pero si les parece mal servir al Señor, escojan hoy a quién van a servir, si a los dioses que sus antepasados adoraban más allá del Éufrates o a los dioses de los amorreos de esta tierra. Pero yo y los de mi casa serviremos al Señor.
Le he advertido continuamente a él y a toda su familia que recibirán un castigo porque sus hijos blasfeman contra mí, y él no se les opone.