Un carro egipcio entregado en Jerusalén costaba seiscientas piezas de plata, y los caballos, ciento cincuenta. Luego muchos de estos eran vendidos a los reyes de los hititas y de los sirios.
2 Crónicas 1:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 En esa época, un carro de combate traído de Egipto costaba seiscientas monedas de plata, y un caballo costaba ciento cincuenta monedas de plata. Muchos eran luego vendidos a los reyes de los hititas y de los sirios. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y subían y compraban en Egipto un carro por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento cincuenta; y así compraban por medio de ellos para todos los reyes de los heteos, y para los reyes de Siria. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese tiempo, un carro egipcio costaba seiscientas piezas de plata, y los caballos se vendían a ciento cincuenta piezas de plata. Después los exportaban a los reyes de los hititas y a los reyes de Aram. Biblia Católica (Latinoamericana) Traían de allí un carro por seiscientos siclos de plata, y un caballo por ciento cincuenta. Los traían también como intermediarios para todos los reyes de los heteos y todos los reyes de Aram. La Biblia Textual 3a Edicion Traían de Egipto un carro por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento cincuenta. Por medio de ellos también los adquirían todos los reyes de los hititas y los reyes de Siria. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Éstos subían e importaban de Musrí un carro por seiscientos siclos de plata; y un caballo, por ciento cincuenta. Los exportadores los traían también para los reyes de los hititas y para los reyes de Aram. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y subían, y compraban en Egipto, un carro por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento cincuenta; y así se compraban por medio de ellos para todos los reyes de los heteos, y para los reyes de Siria. |
Un carro egipcio entregado en Jerusalén costaba seiscientas piezas de plata, y los caballos, ciento cincuenta. Luego muchos de estos eran vendidos a los reyes de los hititas y de los sirios.
Sin embargo, no destruyó los becerros de oro que se hallaban en Betel y en Dan, sino que los adoró, siguiendo así el ejemplo de Jeroboán hijo de Nabat, el cual hizo pecar a Israel.
Los comerciantes de la corte compraban en Egipto y Cilicia los caballos para el rey Salomón.
Salomón decidió construir un templo para el Señor, y su propio palacio real.