Aunque el Señor la aflija, también le mostrará compasión, por la grandeza de su bondad.
2 Corintios 7:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Ya no me pesa haberles mandado aquella carta, aunque durante algún tiempo me dolió pensar en lo doloroso que debió haber sido para ustedes. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. Biblia Nueva Traducción Viviente No lamento haberles enviado esa carta tan severa, aunque al principio sí me lamenté porque sé que les causó dolor durante un tiempo. Biblia Católica (Latinoamericana) Si les causé tristeza con mi carta, no lo siento. Y si antes lo pude sentir, pues esa carta por un momento les causó pesar, La Biblia Textual 3a Edicion Porque aunque os contristé con la epístola,° no me pesa (aunque lo lamenté); porque veo que a pesar de que aquella epístola os entristeció por algún tiempo,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque, aun cuando os entristecí con la carta, no me pesa; y aun cuando me pesaba -veo que aquella carta os entristeció, aunque fuera momentáneamente-, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque aunque os contristé con la carta, no me arrepiento, bien que me arrepentí; porque veo que aquella carta, aunque por un poco de tiempo, os contristó. |
Aunque el Señor la aflija, también le mostrará compasión, por la grandeza de su bondad.
Por tercera vez Jesús le preguntó: ―Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se puso triste de que Jesús le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?». Entonces le dijo: ―Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: ―Cuida de mis ovejas.
¿Se dan cuenta de lo provechosa que fue para ustedes la tristeza que les envió el Señor? Ya no se encogen de hombros, como hacían antes, sino que actuaron rápido, me defendieron y se indignaron. Temerosos por lo que había sucedido, ansiaron que fuera a ayudarlos. Pero, sin perder tiempo, afrontaron el problema y lo resolvieron castigando al que pecó. Así demostraron que no fue culpa de ustedes.
Si les escribí como lo hice, no fue pensado en quien ofendió o en quién recibió la ofensa. Fue para que ustedes se dieran cuenta delante de Dios de lo mucho que ustedes se interesan en nosotros.
Pero Dios, que alienta a los desalentados, nos alentó con la llegada de Tito
y con la noticia que él me trajo de que ustedes lo habían consolado. Cuando me habló del ansia con que esperan mi llegada, de lo tristes que se pusieron y de la gran preocupación que tienen por mí, el corazón me saltó de gozo.
Ahora me alegro de haberla enviado, no porque les dolió sino porque aquel dolor los condujo al arrepentimiento. El dolor que sintieron es el que Dios desea que su pueblo sienta, y por lo tanto no les hice daño.
Como yo disciplino y castigo a los que amo, tendré que castigarte si no abandonas esa indiferencia y te arrepientes.