Tengo que hablar para desahogarme; déjenme, pues, que dé mis respuestas.
2 Corintios 6:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Queridos hermanos corintios, les hemos hablado con entera franqueza; les hemos abierto nuestro corazón. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Oh, queridos amigos corintios!, les hemos hablado con toda sinceridad y nuestro corazón está abierto a ustedes. Biblia Católica (Latinoamericana) Corintios, les hablo con franqueza; les abro mi corazón. La Biblia Textual 3a Edicion Nuestra boca os está abierta, oh corintios, nuestro corazón se ha ensanchado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Os hemos hablado con toda franqueza, corintios, y se nos ha ensanchado el corazón. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Nuestra boca está abierta a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. |
Tengo que hablar para desahogarme; déjenme, pues, que dé mis respuestas.
Se llenarán de suprema alegría porque de todo el mundo vendrán a Jerusalén mercaderes trayendo riquezas de muchas tierras.
La presencia del Señor había estado conmigo la tarde anterior y me había sanado para que pudiera hablar de nuevo para cuando el hombre llegara.
Estos babilonios arrogantes desean siempre el poder, por eso se apoderan de naciones y de pueblos. Pero es tanta su codicia, que se parecen a la muerte que nunca está satisfecha, aunque sean muchos los muertos.
Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor y se bautizó. Lo mismo hicieron todos los de su familia y muchos otros corintios.
Para mí es un placer gastarme por entero y dar todo lo que tengo por el bien de ustedes; no importa que mientras más los ame, menos me amen ustedes.
Y cuando les escribí, se me partía el corazón al hacerlo. Lo digo con sinceridad: lloré muchísimo. Mi intención no era hacerlos sufrir, pero tenía que demostrarles cuán grande es el amor que les tengo.
¡Oh gálatas, qué estúpidos son ustedes! ¿Quién los embrujó? ¡A ustedes les hemos presentado claramente el mensaje de la muerte de Jesucristo!
Hermanos, sean como yo, porque yo me he identificado con ustedes. Ustedes no me han ofendido en nada.
Oren también por mí. Pidan a Dios que ponga en mi boca las palabras que debo decir, para que con valor anuncie las buenas nuevas que Dios había mantenido en secreto.
Recuerden que el Señor nos dará a cada uno según el bien que hayamos hecho, seamos esclavos o libres.
Dios sabe lo mucho que los quiero a todos con el tierno amor que nos da Cristo Jesús.
Como ustedes, filipenses, bien saben, al principio, cuando salí de Macedonia y comencé a anunciar el evangelio, ninguna iglesia me ayudó en mis ingresos y gastos, excepto ustedes.
«¡Miren, vengo pronto! Traigo conmigo la recompensa que he de dar a cada uno según sus obras.
Esta fue la oración de Ana: «¡Cuánto me ha bendecido! Ahora tengo respuesta para mis enemigos, porque el Señor ha resuelto mi problema. ¡Cuánto se goza mi corazón!