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2 Corintios 10:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Fíjense en lo que tienen a la vista. Si alguien puede afirmar que le pertenece a Cristo, lo mismo podemos decir nosotros.

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Biblia Reina Valera 1960

Miráis las cosas según la apariencia. Si alguno está persuadido en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Fíjense en los hechos evidentes. Los que afirman que pertenecen a Cristo deben reconocer que nosotros pertenecemos a Cristo tanto como ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Miren las cosas cara a cara. Si alguien cree pertenecer a Cristo, piense lo siguiente: si él es de Cristo, lo soy también yo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Miráis las cosas según la apariencia exterior. Si alguno se ha persuadido de que es° del Mesías, piense esto por sí mismo otra vez: que como él es del Mesías, así también nosotros.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Veis las cosas según las apariencias. Si alguno cree que es de Cristo, piense también esto para sí: que como él es de Cristo, también lo somos nosotros.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Miráis las cosas según la apariencia? Si alguno está confiado en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.

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2 Corintios 10:7
21 Tagairtí Cros  

»¡Y luego se dedican a hacer obras de caridad para que los demás los vean! Para aparentar santidad, se ponen en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en las tiras de pergamino o piel más anchas que puedan encontrar, y procuran que los flecos de sus mantos sean más largos que los de los demás.


Jesús les dijo: «Ustedes se hacen pasar por buenos delante de la gente, pero Dios conoce sus corazones. Les digo que aquello que la gente piensa que tiene mucho valor para Dios es despreciable.


No juzguen por lo que a ustedes les parece; juzguen con justicia.


Me cuentan que algunos dicen: «Yo soy de Pablo»; y que otros afirman: «Yo soy de Apolos»; otros más dicen: «Yo soy de Cefas», y aun sostienen: «Yo soy de Cristo».


Si alguno de ustedes tiene el don de profecía o cualquier otro don del Espíritu Santo, sabrá mejor que nadie que lo que estoy diciendo es mandamiento de Dios.


Todo, sin embargo, en su debido orden: Cristo resucitó primero; luego, cuando venga Cristo, resucitará su pueblo.


Y ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.


Yo soy libre, soy apóstol, he visto al Señor con mis propios ojos y ustedes son el fruto de mi trabajo en el Señor.


Cuando yo, Pablo, les ruego algo, lo hago con la misma ternura y bondad de Cristo. Sin embargo, se ha dicho que cuando les escribo soy fuerte, pero que cuando lo hago personalmente soy suave.


De todos modos, como mucha gente anda siempre hablándoles de sus cualidades, yo también lo haré.


¿Sirven a Cristo? ¡Mucho más lo he servido yo! (y sigo con mi locura). He trabajado más duramente, me han encarcelado más veces, me han azotado severamente, y me he visto en peligro de muerte muchas veces.


Ustedes son fáciles de engañar. Me parece que reciben a cualquiera que va y les predica de un Jesús distinto del que les he enseñado. También reciben fácilmente un espíritu diferente del Espíritu Santo que recibieron, y aceptan un evangelio diferente del que les predicamos.


He sido un necio al andar con jactancias como estas; pero ustedes me han obligado, ya que ustedes son los que debían haber hablado bien de mí. En nada soy inferior a los superapóstoles, aunque a fin de cuentas yo no soy nada.


Les presentaré las pruebas que desean tener de que Cristo habla a través de mí. Cristo no anda con debilidades al tratarlos a ustedes; al contrario, los trata con vigor.


¿Estamos otra vez tratando de recomendarnos ante ustedes? No; estamos tratando de ofrecerles argumentos contra quienes se fijan en las apariencias y no se interesan en lo que hay en el corazón. Por lo menos ustedes pueden sentirse orgullosos de nosotros.


Y si ustedes son de Cristo, son la verdadera descendencia de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo.


Pero nosotros somos hijos de Dios; el que es de Dios nos presta atención, pero el que no, no. Y aquí tienen otra manera de saber si determinado mensaje procede de Dios: si procede de Dios, el mundo no lo escuchará.


Pero el Señor le dijo: ―No juzgues al hombre por su apariencia. No, no es este. Yo no escojo como los hombres lo hacen. Los hombres juzgan por la apariencia exterior, pero yo miro el corazón.