1 Samuel 25:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¿Es que debo tomar pan, agua y carne, que he preparado para los esquiladores, y dársela a una banda que repentinamente aparece de quién sabe dónde? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son? Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Debo tomar mi pan, mi agua y la carne que destacé para mis esquiladores y dárselos a un grupo de bandidos que viene de quién sabe dónde?». Biblia Católica (Latinoamericana) ¿¡Y voy a tomar mi pan, mi vino, la carne de los animales que he degollado para los esquiladores y dar todo eso a esa gente que viene de no se sabe dónde!?' La Biblia Textual 3a Edicion ¿Tomaré yo ahora mi pan, y mi agua, y mi carne que he sacrificado para mis esquiladores y los daré a hombres que no sé de dónde vienen? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Voy a tomar mi pan, mi agua y los animales que he matado para mis esquiladores, y se los voy a dar a gentes que no sé de dónde son?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y mi carne que he matado y preparado para mis esquiladores, y la daré a hombres que no sé de dónde son? |
Aunque todo el mundo nos conoce, nos tratan como a desconocidos; arriesgamos la vida, pero estamos vivos; nos han golpeado, pero sobrevivimos.
Por lo tanto, hagamos el bien a todos cada vez que se presente la oportunidad, y especialmente a los que, por la fe, son de la familia.
No pienses jamás que por tu poder y tu fuerza has obtenido esa riqueza.
Enseguida regresó a Sucot. «Ustedes me injuriaron diciendo que jamás podría dar caza a Zeba y a Zalmuna, y nos negaron alimentos cuando estábamos cansados y hambrientos. Aquí tienen a Zeba y a Zalmuna».
Pero los jefes de Sucot le respondieron: ―Aún no les han dado alcance. Si les damos de comer y fracasan, ellos vendrán y nos destruirán.
Fue hasta Peniel, y pidió alimento allí, pero recibió la misma respuesta.
Dice el viejo proverbio: “Un mal provoca otro mal”. Pero yo no te tocaré para dañarte.
Los mensajeros de David regresaron y le dijeron lo que Nabal les había dicho.
Su nombre era Nabal. Su esposa, que se llamaba Abigaíl, era una mujer hermosa e inteligente. Él, que era descendiente de Caleb, en cambio, era duro y soberbio, y de modales rudos.
Se me ha dicho que estás esquilando tus ovejas y cabras. Últimamente tus pastores han vivido entre nosotros; no les hemos hecho daño ni les hemos robado nada en todo el tiempo que ellos han estado en Carmelo.