Luego regresaron a Jerusalén, con Josafat al frente, llenos de gozo porque el Señor los había salvado de sus enemigos.
1 Samuel 2:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Esta fue la oración de Ana: «¡Cuánto me ha bendecido! Ahora tengo respuesta para mis enemigos, porque el Señor ha resuelto mi problema. ¡Cuánto se goza mi corazón! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, Mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego Ana oró: «¡Mi corazón se alegra en el Señor! El Señor me ha fortalecido. Ahora tengo una respuesta para mis enemigos; me alegro porque tú me rescataste. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Ana pronunció este cántico:
'Mi corazón se alegra con Yavé,
lleno de fuerza me siento con Yavé;
ya puedo responder a mis enemigos
porque me salvaste, y soy feliz. La Biblia Textual 3a Edicion Y Ana oró, diciendo: ¡Mi corazón se alegra en YHVH! ¡Mi fuerza° se exalta en YHVH! ¡Mi boca se sobrepone a mis enemigos, Por cuanto me regocijo en tu salvación! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces Ana hizo esta plegaria: 'Salta de júbilo mi corazón por Yahveh, mi poder se exalta en Yahveh; mi boca se abre contra mis enemigos, pues me he alegrado con tu ayuda. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi cuerno es ensalzado en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación. |
Luego regresaron a Jerusalén, con Josafat al frente, llenos de gozo porque el Señor los había salvado de sus enemigos.
»Aquí me siento vestido con ropa de penitencia, y al polvo he arrojado toda esperanza.
Pero yo, desde ya, confío en tu gran amor. Me gozo porque tú me has salvado.
Él ha hecho fuerte a su pueblo; ha honrado a sus fieles, su pueblo cercano. ¡Alabado sea el Señor!
El Señor es mi fortaleza, mi roca y mi salvación; mi Dios es la roca en la que me refugio. Él es mi escudo, el poder que me salva.
Que haya griterío de júbilo cuando sepamos la noticia de tu victoria; que se agiten las banderas en alabanza a Dios por todo lo hecho en favor tuyo. Que él responda a todas tus plegarias.
Por eso no puedo dejar de alabarte; todo el día te alabaré y te honraré.
Aniquilaré la altivez de todos los impíos, y exaltaré el poder de los justos.
Sí, nuestra protección viene del Señor, y él, el Santo de Israel, es nuestro rey.
Mi fidelidad y mi gran amor lo acompañarán, y por mí su poder se levantará.
Sálvame, para que pueda alabarte públicamente en presencia del pueblo en las puertas de Jerusalén, y pueda regocijarme porque me has rescatado.
Tú me has dado vigor como de toro salvaje. ¡Cómo me han reconfortado tus bendiciones!
Llenos de júbilo, Moisés y el pueblo de Israel cantaron este himno al Señor: Cantaré al Señor, porque obtuvo un triunfo extraordinario, pues arrojó caballos y jinetes al mar.
entonó este cántico: Cantemos al Señor, porque obtuvo un triunfo extraordinario, pues arrojó caballos y jinetes al mar.
Esta es la oración que compuso el profeta Habacuc, para que sea cantada:
Nos envió un poderoso salvador, que desciende del rey David, su siervo.
Y además de todo esto, también nos sentimos orgullosos en Dios, gracias a nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos sido reconciliados con Dios.
Es como un toro joven con toda su fortaleza y esplendor, con los cuernos fuertes de un búfalo para pelear contra las naciones de la tierra. Esta es mi bendición para las multitudes de Efraín y para los millares de Manasés».
Porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que por medio del Espíritu adoramos a Dios y nos llenamos de orgullo de pertenecer a Cristo Jesús. Nosotros no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.
No se angustien por nada; más bien, oren; pídanle a Dios en toda ocasión y denle gracias.
Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que no lo han visto; y aunque ahora no lo ven, creen en él y se llenan de una gran alegría,
Pero tú, cielo, regocíjate por lo que ha sucedido. Y regocíjense también los santos, los profetas y los apóstoles, porque al castigar a la gran ciudad, Dios les está haciendo justicia a ustedes».
Penina empeoraba la situación burlándose de Ana a causa de su esterilidad.
Todos los años era igual: Penina se burlaba y se reía de ella cuando iban a Siló, y la hacía llorar tanto que Ana no podía comer.