Luego, Melquisedec bendijo a Abram con estas palabras: «Abram, que el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, te bendiga.
1 Samuel 15:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando Samuel finalmente lo encontró, Saúl lo saludó con alegría. ―El Señor te bendiga —le dijo—. Bien he cumplido con el mandamiento del Señor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando por fin Samuel lo encontró, Saúl lo saludó con alegría. —Que el Señor te bendiga —le dijo—. Llevé a cabo el mandato del Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando Samuel llegó donde estaba Saúl, éste le dijo: 'Yavé te bendiga, he ejecutado las órdenes de Yavé'. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Samuel fue a Saúl, y Saúl le dijo: ¡Bendito seas tú de YHVH!° ¡He cumplido el mandato de YHVH! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Fue entonces Samuel adonde estaba Saúl, y éste lo saludó: '¡Bendito seas de Yahveh! Ya he dado cumplimiento a la orden de Yahveh'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. |
Luego, Melquisedec bendijo a Abram con estas palabras: «Abram, que el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, te bendiga.
El hombre contestó: ―La mujer que me diste para que me acompañara me dio del fruto de ese árbol, y yo lo comí.
les envió este mensaje: «Que el Señor los bendiga por haber sido leales al rey y por haberle dado honrosa sepultura.
El que disimula su pecado no prosperará; pero el que lo confiesa y lo deja, obtendrá misericordia.
Hay quienes se creen más que los demás y a todos miran con desprecio.
¡Alábenla por todo lo que ha hecho y públicamente reconozcan sus obras!
Así también ustedes, cuando hayan hecho lo que se les mandó, deben decir: “Somos sirvientes inútiles, pues sólo cumplimos con nuestra obligación”».
El fariseo, de pie, oraba así: “Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres que son ladrones, malhechores, adúlteros; ni mucho menos soy como este cobrador de impuestos.
Un día le dijo a su madre: ―Aquellas mil cien monedas de plata que te habían robado, y por las cuales echaste una maldición contra el ladrón delante de mí, yo las robé. ―Dios te bendiga por confesarlo —respondió su madre—,
―¡Dios te bendiga, hija mía! —exclamó—. Porque has sido ahora más bondadosa con Noemí que antes. Naturalmente debías haber preferido a un hombre más joven, aun cuando hubiera sido más pobre.
Pero cuando estaba terminando llegó Samuel. Saúl salió a encontrarlo y darle la bienvenida,
«Lamento haber hecho rey a Saúl porque nuevamente me ha desobedecido». Samuel se apesadumbró cuando oyó lo que el Señor le dijo, tanto, que lloró delante de Dios toda aquella noche.
―Pero yo he obedecido al Señor. Fui a donde me mandó. Traje prisionero al rey Agag, y maté a todos los demás.
Sin embargo, Saúl y sus hombres conservaron lo mejor de las ovejas y de las vacas, los mejores corderos y, en suma, todo lo que les pareció bueno. Destruyeron solamente lo que era de poco valor o de mala calidad.
―Alabado sea el Señor —dijo Saúl—. ¡Por fin alguien ha tenido compasión de mí!
Mientras tanto, uno de los siervos de Nabal fue y le dijo a Abigail: «David envió desde el desierto a unos hombres a hablar con nuestro amo; pero él los insultó y los despidió.