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1 Samuel 1:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―¡Oh, gracias, señor! —exclamó ella, y regresó muy alegre y comenzó a comer nuevamente.

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Biblia Reina Valera 1960

Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¡Oh, muchas gracias! —exclamó ella. Así que se fue, comenzó a comer de nuevo y ya no estuvo triste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ella le dijo a su vez: '¡Ojalá tu sirvienta sea bien vista por ti!' Se levantó, comió, y su cara tenía otro aspecto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Ella dijo: ¡Halle tu sierva gracia ante tus ojos! Y la mujer se fue por su camino, y comió, y su semblante ya no fue como antes.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Replicó ella: 'Que tu sierva alcance tu favor'. La mujer emprendió su camino; comió, y su semblante no fue ya como el de antes.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y la mujer siguió su camino, y comió, y no estuvo más triste.

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1 Samuel 1:18
11 Tagairtí Cros  

Ahora poseo bueyes, burros, ovejas y muchos esclavos y esclavas. He enviado estos mensajeros para que te den la noticia de que regreso, con la esperanza de que tengamos un encuentro amistoso».


Los mensajeros volvieron con la noticia de que Esaú estaba en camino para encontrarse con Jacob, ¡con cuatrocientos hombres!


―Bueno —dijo Esaú—, al menos permíteme que te deje algunos hombres para que te ayuden y sirvan de guía. ―No —insistió Jacob—, no es necesario. Por favor, acepta mi sugerencia.


―¿Y para qué era todo ese ganado que he encontrado en el camino mientras venía hacia acá? —preguntó Esaú. Jacob contestó: ―Son obsequios que te envié para ganarme tu favor.


Este pobre clamó al Señor; el Señor lo escuchó y lo libró de todas sus tribulaciones.


¡Adelante, pues; come, bebe y alégrate; pues Dios ya se ha agradado de tus obras!


Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.


Hermanos míos, mi deseo es que el Dios que les concedió esperanza los inunde siempre de felicidad y paz al creer en él. Y le pido a Dios que los haga rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo.


―Gracias, señor —contestó ella—, tú has sido bondadoso conmigo, aunque ni siquiera soy una de tus trabajadoras.


Un día Rut le dijo a Noemí: ―Quizás yo pueda ir a los campos de algún hombre bondadoso para recoger algunas de las gavillas que quedan tras los segadores. Y Noemí dijo: ―Muy bien, hija mía, ve a hacer lo que has dicho.