Los querubines habían sido construidos de tal manera que sus alas se extendían por sobre el punto en que se colocaría el cofre; así que ahora sus alas cubrían el cofre y las varas que servían para trasladarlo.
1 Reyes 8:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Las varas eran tan largas que sus puntas podían verse desde el Lugar Santo, que se hallaba frente al Lugar Santísimo, pero no se podían ver desde fuera. Y ahí están hasta hoy. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy. Biblia Nueva Traducción Viviente Estas varas eran tan largas que los extremos podían verse desde el Lugar Santo, que está delante del Lugar Santísimo, pero no desde afuera; y allí permanecen hasta el día de hoy. Biblia Católica (Latinoamericana) Estas barras eran tan largas que sus puntas se veían desde el Lugar Santo que precede al Lugar Santísimo; pero no se veían desde afuera. Allí han estado hasta hoy día. La Biblia Textual 3a Edicion Aunque las varas eran tan largas, que los extremos de las varas se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del Santuario interior, pero no podían verse desde afuera. Y así están hasta hoy. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los varales eran tan largos que sus extremos se veían desde el punto del lugar santo que está delante del debir, pero no desde más lejos. Allí han quedado hasta el día de hoy. Biblia Reina Valera Gómez (2023) E hicieron salir las varas; de modo que las cabezas de las varas se dejaban ver desde el lugar santo delante del oráculo, mas no se veían desde afuera; y así se quedaron hasta hoy. |
Los querubines habían sido construidos de tal manera que sus alas se extendían por sobre el punto en que se colocaría el cofre; así que ahora sus alas cubrían el cofre y las varas que servían para trasladarlo.
Esas varas eran tan largas que sus extremos se podían ver desde el Lugar Santísimo, aunque no desde afuera. El cofre estaba todavía allí en el momento de escribirse esto.
Dentro del cofre colocó las piedras que contenían los Diez Mandamientos, colocó las varas para transportar el cofre, y le puso la cubierta, llamada propiciatorio.
Los soldados aceptaron el soborno y se pusieron a divulgar aquella falsedad entre los judíos. ¡Y todavía lo creen!
Josué también levantó otro monumento de doce piedras en el centro del río, en el lugar donde estaban de pie los sacerdotes. Y están allí hasta el día de hoy.