»Pero, ¿es posible que Dios pueda vivir en la tierra? Si los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener, mucho menos este templo que yo he edificado.
1 Reyes 8:26 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Sí, Dios de Israel, cumple esta promesa también. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu siervo David mi padre. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora, oh Dios de Israel, cumple esta promesa que le hiciste a tu siervo David, mi padre. Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora, Dios de Israel, que se cumpla esa promesa que hiciste a tu servidor David mi padre. La Biblia Textual 3a Edicion Ahora pues, oh Dios de Israel, ruégote sea confirmada tu palabra que hablaste a tu siervo David mi padre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora, pues, oh Dios de Israel, confírmense las promesas que hiciste a tu siervo David, mi padre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ahora pues, oh Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David mi padre. |
»Pero, ¿es posible que Dios pueda vivir en la tierra? Si los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener, mucho menos este templo que yo he edificado.
»Y ahora, Señor, acepto tu promesa de que yo y mis hijos habremos de gobernar siempre esta nación.
Sólo una cosa puedo pedir, ya que has cumplido la promesa hecha a David mi padre y me has hecho rey sobre una nación tan numerosa como el polvo de la tierra.
Recuerda las promesas que le hiciste a tu siervo, porque son mi única esperanza.
¡Bendigan al Señor, al Dios de Israel, cuya existencia data de un eterno pasado, y se extiende a un eterno porvenir! ¡Así sea! ¡Amén!
y vieron al Dios de Israel parado sobre una especie de pavimento hecho con piedras de zafiro, tan puro como el cielo.
Cuando los pobres y menesterosos busquen agua sin hallarla, y tengan la lengua reseca de sed, yo responderé cuando clamen a mí. Yo, el Dios de Israel, no los abandonaré jamás.
Y te daré tesoros que se ocultan en lugares oscuros, riquezas secretas, y tú sabrás que yo lo hago. Yo, el Señor, el Dios de Israel, es el que te llama por tu nombre.
Ahora pues, Israel, obedéceme, dice el Señor, para que pueda hacer por ti también las admirables obras que juré realizar por ti si me obedecías. Quiero darte una tierra de la que «fluye leche y miel», es decir, muy próspera, tal como es hoy día. Entonces respondí: «¡Así sea, Señor!».
―En ese caso —dijo Elí—, alégrate, y que el Dios de Israel conceda tu petición, cualquiera que sea.