Entonces, ¿por qué no has respetado el acuerdo a que llegamos? ¿Por qué no obedeciste mi orden?
1 Reyes 2:44 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Y, ¿qué de aquellos males que le causaste a mi padre, el rey David? ¡Que el Señor te castigue por tu maldad, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Dijo además el rey a Simei: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová, pues, ha hecho volver el mal sobre tu cabeza. Biblia Nueva Traducción Viviente El rey también le dijo: «Seguramente recordarás todas las maldades que le hiciste a mi padre David. Que ahora el Señor traiga todo ese mal sobre tu cabeza; Biblia Católica (Latinoamericana) El rey dijo además a Simei: 'Tú sabes el mal que hiciste a mi padre David y todas las desgracias que pediste para él. Ahora, Yavé hace recaer sobre tu cabeza la desgracia, La Biblia Textual 3a Edicion El rey dijo además a Simei: Tú sabes toda la maldad que cometiste contra mi padre David, y tu mismo corazón lo reconoce. YHVH, pues, ha vuelto tu maldad sobre tu cabeza, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y siguió diciendo el rey a Semeí: 'Bien sabes tú todo el mal que hiciste a mi padre David, y tu corazón lo reconoce. Ahora, pues, Yahveh hará recaer tu maldad sobre tu cabeza. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Dijo además el rey a Simeí: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová, pues, ha tornado el mal sobre tu cabeza. |
Entonces, ¿por qué no has respetado el acuerdo a que llegamos? ¿Por qué no obedeciste mi orden?
Cuando Atalía, la madre de Ocozías, rey de Judá, supo que su hijo había muerto, hizo matar a todos los hijos del rey.
Entonces Joyadá sacó al joven príncipe, le puso la corona en la cabeza y le dio una copia del pacto. Luego le derramó aceite sobre la cabeza y lo declaró rey de Judá. Todos aplaudieron y gritaron: «¡Que viva el rey!».
Así sea el castigo del Señor sobre mis enemigos que me calumnian y me amenazan de muerte.
Al malvado lo tienen atrapado sus propios pecados, son cuerdas que lo atan y retienen.
»El Señor Dios dice: “¡Les aseguro que lo castigaré por despreciar el juramento solemne que él hizo en mi nombre!
Y así se cumple aquello de que “cual el sacerdote, tal el pueblo”, y como los sacerdotes son malvados, el pueblo lo es también. Por lo tanto yo castigaré tanto a los sacerdotes como al pueblo por sus hechos malvados.
Al oír esto, los más viejos comenzaron a irse, y luego poco a poco los demás también se fueron. Sólo la mujer seguía allí y Jesús se quedó solo con ella.
Ellos muestran que la ley de Dios está escrita dentro de ellos mismos; su conciencia los acusa a veces, y a veces los excusa.
Y aunque la conciencia nos acuse, Dios es más grande que nuestro corazón y él sabe todas las cosas.
Cuando David oyó que Nabal había muerto, dijo: «Alabado sea el Señor, porque ha pagado a Nabal por su insulto y ha impedido que yo lo haga por mí mismo. Ya ha recibido su castigo por sus pecados». David no perdió tiempo y envió mensajeros a Abigaíl pidiéndole que fuera su esposa.