Benaías hijo de Joyadá, era el jefe de la guardia personal del rey, la cual estaba compuesta de quereteos y peleteos. Los hijos de David ayudaban en el culto.
1 Reyes 2:29 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando el rey Salomón se enteró de que Joab había entrado al santuario, y que se hallaba junto al altar, envió a Benaías para que lo ejecutara. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y se le hizo saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y arremete contra él. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando se lo informaron al rey, Salomón mandó a Benaía, hijo de Joiada, a ejecutarlo. Biblia Católica (Latinoamericana) Avisaron al rey Salomón que Joab se había refugiado al lado del altar en la Tienda de Yavé. Salomón mandó decir a Joab: '¿Por qué te refugiaste junto al altar?' Joab le dijo: 'Tuve miedo de ti y me refugié al lado de Yavé'. Entonces Salomón mandó a Banaías, hijo de Yoyada, con esta orden: 'Ve y mátalo'. La Biblia Textual 3a Edicion Y se dio aviso al rey Salomón: Joab ha huido al Tabernáculo de YHVH y he aquí está junto al altar. Entonces Salomón envió a Benaías ben Joiada, diciendo: ¡Anda, arremete contra él! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Comunicaron al rey Salomón que Joab se había refugiado en la tienda de Yahveh y que estaba junto al altar. Y Salomón envió a Benaías, hijo de Joadá, con esta orden: '¡Ve y mátalo!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fue hecho saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía, hijo de Joiada, diciendo: Ve y arremete contra él. |
Benaías hijo de Joyadá, era el jefe de la guardia personal del rey, la cual estaba compuesta de quereteos y peleteos. Los hijos de David ayudaban en el culto.
Salomón ordenó a Benaías hijo de Joyadá que fuera y matara a Adonías. Y Benaías cumplió la orden del rey.
Benaías entró en el Santuario y le dijo a Joab: ―El rey te ordena que salgas. ―No saldré —dijo Joab—. ¡Aquí moriré! Entonces Benaías volvió a consultar al rey.
―¡Haz lo que él dice! —respondió el rey—. Ve y mátalo ahí mismo, y sepúltalo. De este modo, tanto yo como la casa de mi padre quedaremos libres de culpa por los asesinatos que, sin ninguna razón, él cometió.
Entonces, a una orden del rey, Benaías agarró a Simí, lo sacó y lo mató. De este modo el reino se afirmó en manos de Salomón.
»Sin embargo, si lo mata deliberadamente, aun si se refugia en mi altar, de allí lo sacarás y le darás muerte.
El asesino atormentado por su sentimiento de culpa, será un fugitivo hasta que muera. ¡Que nadie lo apoye!
mátenlos a todos: viejos y jóvenes, muchachas, mujeres y niños pequeños; pero no toquen a nadie que tenga la marca en la frente. Comiencen aquí mismo en el templo». Y así comenzaron por dar muerte a los sabios consejeros.
Ya es tiempo de que el juicio comience por la propia familia de Dios. Y si comienza por nosotros, ¡imagínense el fin que les espera a los que no obedecen al evangelio de Dios!