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1 Reyes 2:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Salomón ordenó a Benaías hijo de Joyadá que fuera y matara a Adonías. Y Benaías cumplió la orden del rey.

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces el rey Salomón envió por mano de Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió contra él, y murió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces el rey Salomón le ordenó a Benaía, hijo de Joiada, que lo ejecutara; y Adonías murió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El rey Salomón encargó el asunto a Benaías, hijo de Yoyada, quien hirió de muerte a Adonías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y el rey Salomón envió por mano de Benaías ben Joiada, quien arremetió contra él y lo mató.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y el rey Salomón encargó de ello a Benaías, hijo de Joadá, que lo hirió y lo mató. Y así murió.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces el rey Salomón envió por mano de Benaía, hijo de Joiada, el cual arremetió contra él, y murió.

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1 Reyes 2:25
11 Tagairtí Cros  

Entonces llamó a uno de sus soldados y le ordenó: ―¡Mátalo! Y el soldado mató al amalecita, atravesándolo con su espada.


Por tanto, de aquí en adelante, el asesinato será una amenaza constante en tu familia, porque me has insultado al tomar la esposa de Urías.


David ordenó que les dieran muerte, y así lo hicieron. Les cortaron las manos y los pies y colgaron sus cuerpos cerca del pozo en Hebrón. Luego tomaron la cabeza de Isboset y la sepultaron en el sepulcro de Abner, en Hebrón.


Benaías hijo de Joyadá, era el jefe de la guardia personal del rey, la cual estaba compuesta de quereteos y peleteos. Los hijos de David ayudaban en el culto.


Cuando el rey Salomón se enteró de que Joab había entrado al santuario, y que se hallaba junto al altar, envió a Benaías para que lo ejecutara.


―¡Haz lo que él dice! —respondió el rey—. Ve y mátalo ahí mismo, y sepúltalo. De este modo, tanto yo como la casa de mi padre quedaremos libres de culpa por los asesinatos que, sin ninguna razón, él cometió.


Benaías regresó, pues, al santuario y mató a Joab. Y este fue sepultado junto a su casa, en el desierto.


Entonces, a una orden del rey, Benaías agarró a Simí, lo sacó y lo mató. De este modo el reino se afirmó en manos de Salomón.


―Hemos venido a capturarte y entregarte a los filisteos —dijeron los hombres de Judá. ―Muy bien —dijo Sansón—, pero prométanme que no me matarán ustedes. ―No —le respondieron—, no haremos tal cosa. Lo ataron con dos cuerdas nuevas y se lo llevaron.


Pero Samuel le dijo: ―Puesto que tu espada dejó a muchas madres sin hijos, ahora tu madre quedará sin su hijo. Y Samuel lo descuartizó delante del Señor en Gilgal.