Jeroboán le dijo a su esposa: «Disfrázate de manera que nadie pueda reconocer que eres la reina, y anda a consultar a Ahías, el profeta de Siló, el hombre que me dijo que yo sería rey.
1 Reyes 14:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando Ahías oyó que alguien llamaba a la puerta, gritó: «Pasa, esposa de Jeroboán. ¿Por qué pretendes pasar por otra persona? Tengo tristes noticias para ti. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Cuando Ahías oyó el sonido de sus pies, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? He aquí yo soy enviado a ti con revelación dura. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que, cuando Ahías oyó los pasos de la mujer en la puerta, le dijo: «¡Entra, esposa de Jeroboam! ¿Por qué te haces pasar por otra persona?». Luego dijo: «Tengo malas noticias para darte. Biblia Católica (Latinoamericana) Así pues, cuando cruzó el umbral de la puerta y Ajías oyó el ruido de sus pasos, éste le dijo: 'Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te hacer pasar por otra? Se me ha encargado para ti un terrible mensaje. La Biblia Textual 3a Edicion Y fue así que cuando Ahías oyó el ruido de sus pasos, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam, ¿por qué finges ser otra? Por cuanto a ti soy enviado con un duro mensaje. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando ella trasponía la puerta, al oír Ajías el ruido de los pasos, exclamó: '¡Adelante, esposa de Jeroboán. ¿Por qué te finges otra? He sido enviado para anunciarte cosas duras. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y sucedió que cuando Ahías oyó el sonido de sus pies, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, esposa de Jeroboam; ¿por qué te finges otra? Pues yo soy enviado a ti con revelación dura. |
Jeroboán le dijo a su esposa: «Disfrázate de manera que nadie pueda reconocer que eres la reina, y anda a consultar a Ahías, el profeta de Siló, el hombre que me dijo que yo sería rey.
Pero el Señor le dijo que la reina, pretendiendo pasar por otra persona, vendría a preguntarle acerca de su hijo, que estaba muy enfermo. Y el Señor le comunicó el mensaje que debía darle.
Dale a tu esposo este mensaje de parte del Señor, Dios de Israel: “Tú eras un miembro común del pueblo y te elegí para hacerte rey de Israel.
El profeta le dijo: ―El Señor ha dicho: “Por cuanto tú has salvado la vida del hombre que yo dije que debería morir, tú morirás en su lugar, y tu pueblo morirá en lugar del suyo”.
Sí, aquí hay uno —dijo el rey Acab—, pero yo lo odio, porque jamás me profetiza algo bueno, sino todo lo malo. Su nombre es Micaías hijo de Imlá. ―¡Vamos! —respondió Josafat—. No digas tal cosa.
Desbarata los planes de todas las naciones, y frustra todos sus proyectos.
Les aseguro que el Hijo del hombre morirá tal y como se ha dicho de él en las Escrituras, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Sería mejor para ese hombre no haber nacido.
Nada de lo que él ha creado puede esconderse de aquel a quien tendremos que rendir cuentas de nuestros hechos.
Y Samuel le dijo a Saúl: ―Un momento. Escucha lo que el Señor me dijo anoche. ―¿Qué te dijo? —preguntó Saúl.
Pero Samuel replicó: ―No regresaré contigo. Por cuanto has rechazado el mandamiento del Señor, él te ha rechazado como rey de Israel.
Te trata así porque no has obedecido sus instrucciones cuando él estaba tan enojado con Amalec.