Cuando Jeroboán se acercaba al altar para quemar el incienso al becerro de oro, vino un profeta de Judá, de parte del Señor, y se le acercó.
1 Reyes 13:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Porque el Señor me ha dado estrictas órdenes de no comer ni beber agua mientras esté aquí, y de no regresar a Judá por el camino que vine. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el camino que fueres. Biblia Nueva Traducción Viviente porque el Señor me ordenó: “No comas ni bebas nada mientras estés allí y no regreses a Judá por el mismo camino”. Biblia Católica (Latinoamericana) porque la palabra de Dios traía también una orden para mí: No comerás pan ni beberás agua, ni regresarás por el mismo camino por el que viniste'. La Biblia Textual 3a Edicion porque por la palabra de YHVH me ha sido ordenado, diciendo: No comerás pan, ni beberás agua, ni volverás por el camino que hayas ido. Biblia Serafín de Ausejo 1975 pues así me lo ordenó la palabra de Yahveh: 'No comerás pan ni beberás agua, ni regresarás por el mismo camino por el que fuiste''. Biblia Reina Valera Gómez (2023) porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el mismo camino que viniste. |
Cuando Jeroboán se acercaba al altar para quemar el incienso al becerro de oro, vino un profeta de Judá, de parte del Señor, y se le acercó.
―No —respondió—, no puedo; porque no puedo comer ni beber nada en Betel. El Señor estrictamente me prohibió que lo hiciera; y también me dijo que no regresara a casa por el mismo camino que vine.
Entonces regresaron juntos, y el profeta comió y bebió en casa del anciano.
Pero el profeta le respondió: ―Aun cuando me dieras la mitad de tu palacio, no podría ir contigo; ni tampoco comeré, ni beberé agua en este lugar.
No he rechazado sus mandamientos, sino que en ellos me he deleitado más que en mi alimento de cada día.
No me dejes desear cosas malas, ni que participe en hechos malvados; no me dejes compartir banquetes con los que hacen mal.
―Vamos, rápido —le dijo al pueblo—, apártense de las tiendas de estos hombres inicuos, y no toquen nada que pertenezca a ellos, o serán ustedes incluidos en su pecado y serán destruidos con ellos.
Les ruego, hermanos, que se aparten de los que causan divisiones y problemas, y que están en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado.
Lo que quise decir fue que no se codearan con los que, llamándose hermanos, cometen pecados sexuales y viven en avaricias, idolatrías, borracheras y robos. Con esas personas, ni a comer se junten.
No participen de las acciones malas de los que viven en oscuridad, las cuales no traen ningún provecho. Más bien, háganles ver sus pecados.
Entonces oí otra voz del cielo que decía: «Sal de esa ciudad, pueblo mío; no participes en su pecado para que no se te castigue con ella,
Samuel respondió: ―¿Se complace el Señor tanto en los holocaustos y sacrificios como en que se obedezcan sus palabras? La obediencia es mucho mejor que los sacrificios. Él prefiere que le obedezcas a que le ofrezcas la gordura de los carneros.