Entonces, como prueba de que su mensaje era verdadero, les dio una señal ese mismo día. Les dijo: «Este altar se partirá, y las cenizas que hay sobre él serán esparcidas».
1 Reyes 13:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 En aquel mismo momento apareció una gran grieta en el altar y las cenizas se esparcieron, tal como el profeta había dicho que ocurriría, porque esta era la prueba de que Dios estaba hablando a través de él. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese mismo momento, se produjo una enorme grieta en el altar y las cenizas se desparramaron, tal como el hombre de Dios había predicho en el mensaje que recibió del Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) El altar se rompió y la ceniza del altar se desparramó; esa era la señal que había dado el hombre de Dios por orden de Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces el altar se partió, y la ceniza grasienta se derramó del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por mandato de YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El altar se rompió y la ceniza del altar se derramó, conforme a la señal que había dado el varón de Dios por orden de Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová. |
Entonces, como prueba de que su mensaje era verdadero, les dio una señal ese mismo día. Les dijo: «Este altar se partirá, y las cenizas que hay sobre él serán esparcidas».
El rey se puso furioso con el profeta por haber dicho esto. Entonces, señalando con su brazo al profeta, gritó a sus guardias: «¡Arresten a este hombre!». Pero instantáneamente el brazo del rey quedó paralizado, de modo que no podía bajarlo.
―¡Por favor, por favor! —gritaba el rey al profeta—, ruega al Señor tu Dios que restablezca mi brazo nuevamente. Entonces el profeta oró al Señor, y el brazo del rey volvió a la normalidad.
No importaba qué cantidad usara, siempre quedaba suficiente en los depósitos, tal como el Señor lo había prometido por medio de Elías.
―Si tú vuelves en paz —respondió Micaías— será prueba de que el Señor no ha hablado por medio de mí. Entonces Micaías se volvió al pueblo que estaba parado cerca, y dijo: ―¡Tomen nota de lo que he dicho!
La batalla se hizo cada vez más intensa a medida que transcurría el día. El rey Acab, herido, permanecía de pie en su carro, frente a los sirios. Pero la sangre que manaba de su herida corría por el piso del carro. Finalmente, al atardecer, murió.
»En aquel mismo día en que yo castigue a Israel a causa de sus maldades, también destruiré los altares de ídolos en Betel; los cuernos distintivos de los altares idolátricos serán cortados y arrojados por el suelo.
Los discípulos salieron a predicar por todas partes. El Señor los ayudaba y confirmaba su palabra acompañándola con señales.
Si lo que ese hombre ha profetizado no ocurre, no es el Señor quien ha dado el mensaje. Lo ha fraguado él mismo, no le tendrás temor.