Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




1 Crónicas 21:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Entonces David le dijo a Dios: «He cometido un pecado muy grande al ordenar hacer este censo. Pero ahora te ruego que perdones el pecado de tu siervo, pues me he portado como alguien que desconfía de tu poder».

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Entonces dijo David a Dios: He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces David le dijo a Dios: «He pecado grandemente al haber hecho el censo. Te ruego que perdones mi culpa por haber cometido esta tontería».

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

David, entonces, dijo a Yavé: 'He cometido un gran pecado haciendo esto. Pero ahora perdona, te ruego, la falta de tu siervo, pues he sido muy estúpido.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces dijo David a Ha-’Elohim: He pecado gravemente al hacer esto. Pero ahora te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he obrado muy neciamente.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dijo entonces David a Dios: 'He cometido un gran pecado por haber hecho este censo. Ahora perdona la iniquidad de tu siervo, pues he obrado muy neciamente'.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dijo David a Dios: He pecado gravemente en hacer esto; te ruego que hagas pasar la iniquidad de tu siervo, porque yo he hecho muy locamente.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



1 Crónicas 21:8
16 Tagairtí Cros  

―He pecado contra el Señor —contestó David a Natán. Natán le respondió: ―Sí, pero el Señor ya te ha perdonado; así que no morirás por este pecado.


¿A dónde podría ir con mi vergüenza? Y tú serías conocido como el más grande perverso de Israel. Mejor habla con el rey, que de seguro él dejará que nos casemos.


Pero después que levantó el censo, la conciencia de David comenzó a molestarle, y oró al Señor: «Lo que he hecho es terrible. Perdóname, Señor, la maldad que he cometido».


Y Dios también estaba disgustado con el censo, y por este motivo castigó a Israel.


Pero ¡ay, Señor, mis pecados! ¡Cuántos son! ¡Perdónamelos por amor a tu nombre!


Pero un día reconocí ante ti todos mis pecados y no traté de ocultarlos más. Dije para mí: «Se los voy a confesar al Señor». ¡Y tú me perdonaste! Toda mi culpa se esfumó.


Basta con que reconozcas tu culpa, reconoce que te rebelaste contra el Señor tu Dios y cometiste adulterio contra él, adorando ídolos debajo de cada árbol; confiesa que te negaste a seguir mis instrucciones, dice el Señor.


Ven con confianza, presenta tu ruego delante del Señor, y dile: «Señor, quítanos nuestra inclinación a cometer maldades; muestra tu bondad hacia nosotros y recíbenos de nuevo, y te ofreceremos cantos de gratitud.


Al día siguiente Juan vio que Jesús se acercaba a él, y exclamó: «¡Aquí viene el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!


Pero si confesamos a Dios nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.


―Has actuado locamente —exclamó Samuel—. Has desobedecido el mandamiento del Señor tu Dios. Él quería hacer de ti y de tus descendientes reyes de Israel para siempre,


―He hecho mal —exclamó Saúl—. Regresa, hijo mío, y no trataré más de dañarte. Tú me has perdonado la vida hoy. He sido un necio y he actuado mal, muy mal.